La reelección del presidente Noboa que hasta hace poco parecía segura, hoy tiene serios obstáculos que deberá superarlos antes de febrero de 2025. Los apagones masivos de 12 horas diarias ocupan el primer lugar. El alto número de muertes violentas, aunque menores a las del año anterior, no logran crear confianza en la población para desarrollar sus negocios y actividades cidianas. La infantil batalla con la vicepresidenta deberá solucionarse cuanto antes, sin leguleyadas, pues la ciudadanía no las aceptará. Los brutales incendios en Quito y otras ciudades y provincias revelan incompetencia de los gobiernos central y locales para proteger derechos elementales de los ciudadanos. La impunidad de sus autores agravará sus efectos. La inversión y el empleo -que van juntos- están en su nivel más bajo, agravados por los apagones y la inseguridad.
El equipo electoral de Noboa ha diseñado artilugios de impacto para disminuir el riesgo de perder las próximas elecciones. Las propuestas de bases extranjeras y eliminación del financiamiento de los partidos políticos y las campañas, son parte de ellos, pero no darán resultados si no hay un cambio radical en el servicio de energía eléctrica y en la seguridad.
Sobre los apagones, basta de que los ministros de energía los justifiquen y responsabilicen a gobiernos anteriores. Es verdad que los proyectos del prófugo tienen graves defectos y que después de 13 años Toachi-Pilatón no inicia operaciones. Y también que Moreno, ni Lasso tomaron acciones para evitar la tragedia actual, pero Noboa tiene 10 meses de gestión, tuvo una primera ministra que acabó cesada y acusada de boicot, y un segundo que dio muestras de ejecutividad, pero fue encargado por largos meses. La ciudadanía exige soluciones y no justificaciones. No son fáciles, pero los gobiernos no están para hacer solo lo fácil, sino lo necesario. A los pueblos no se les pide resignación y rogativas para que llueva, sino se les dan soluciones.
Sobre el financiamiento de los partidos políticos y las candidaturas, hay quienes se lamentan porque su supresión daría paso a dineros calientes. Pecan de ingenuos. Esos dineros ya están presentes desde 2006. Pero no se le puede pedir al ciudadano que siga financiando estos grupos que no son partidos políticos, y que pague las campañas de 17 candidatos a la presidencia de la República, cuya mayoría no llegará al 1% de la votación.