La semana pasada acaba de hacerse pública la intención de cinco parroquias del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) de crear un nuevo cantón. Estas son Tumbaco, Cumbayá, Nayón, Pifo y Puembo.
Así lo han hecho saber los representantes de la Junta Cívica de Tumbaco (JCVT). De acuerdo a lo mencionado por los dirigentes de la JCVT, esta iniciativa cumpliría con buena parte de los requisitos exigidos por el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (Cootad). Primero, tener una población residente de al menos 50 mil habitantes en el territorio del futuro cantón. Las cinco suman cerca de 200 mil. Segundo, delimitación física del territorio. Tercero, que las parroquias tengan al menos 10 años de creación. No obstante, faltan los informes favorables del gobierno provincial y del organismo nacional de planificación (Secretaría Planifica Ecuador), un informe previo no vinculante del municipio del DMQ y consulta popular de las parroquias. Esto último va a requerir un tiempo considerable y, con seguridad, va a ser lo más difícil.
Más allá de que este proyecto se concrete o no, me parece saludable la discusión generada. A mi criterio, el modelo de gobernanza y de gestión del Distrito Metropolitano de Quito está en crisis y ha colapsado.
Las cinco parroquias que buscan la autonomía política, administrativa y financiera se quejan, con mucha razón, del abandono y desidia que sufren de la actual y de las anteriores administraciones.
Juntas aportan anualmente cerca de USD 12 millones por concepto del Impuesto Predial. No se incluye el pago de tasas, contribución especial de mejoras, patente, 1.5 por mil, espectáculos, etc. Curiosamente, el presupuesto del municipio de Quito para estas parroquias no supera los USD 2,8 millones. ¿Si usted viviese en Tumbaco, Cumbayá, Nayón, Pifo o Puembo estaría de acuerdo?
El Municipio de Quito tiene aproximadamente 22 mil empleados, lo cual no ha sido revisado hasta el día de hoy por el actual alcalde Jorge Yunda. De los USD 1046 millones del presupuesto del municipio para el 2020, USD 284 millones se destinarán para gasto corriente y burocracia.
Si la prestación de los servicios municipales y la atención que recibimos en las dependencias municipales fuese diferente y de mejor calidad, no habría motivo para preocuparnos. Sin embargo, las administraciones zonales son un desastre y las parroquias rurales están en el abandono. Persisten además los problemas en torno del alcantarillado, la recolección y tratamiento de la basura, seguridad, obras públicas, movilidad y transporte, contaminación ambiental, etc.
Dudo mucho que esto cambie con el nuevo Estatuto Autonómico de Quito. Las quejas de estas cinco parroquias del valle de Tumbaco son una constante en otras del distrito. Por ello, si no hay cambios radicales en el modelo de gobernanza y gestión de Quito, el o los proyectos de autonomía que vengan están plenamente justificados.