Se fue la salvaguardia, para angustia de las autoridades, que anuncian nuevas medidas restrictivas.
Mala estrategia. Anunciar una medida antes de tomarla es restarle efectividad. Las empresas, alertadas que la mercadería o insumos que requieren del exterior próximamente pagarán mayor arancel, se anticipan acumulando existencias. Es previsible que en los primeros meses sin salvaguardia, las importaciones crezcan espectacularmente.
Las restricciones para importar tienen su lugar en una política comercial, por eso los mal llamados tratados de libre comercio se negocian. No es conveniente es convertir la restricción en piedra angular de la política comercial. Las autoridades sostienen que hay una tendencia al déficit comercial. Es lógico que la haya bajo la actual política económica. Veamos por qué. En 2014 se exportó petróleo por USD 13 mil millones, y esas divisas permitieron importar abundantemente. En 2015 solo se exportó USD 6 mil millones. El gobierno sustituyó parcialmente la exportación petrolera con créditos externos, y eso hizo que las importaciones cayeran menos que las exportaciones y aumente el déficit comercial. El déficit comercial es consecuencia del agresivo endeudamiento externo.
El proteccionismo generalizado termina incrementando los costos internos, con ello se pierde competitividad y se agrava el problema comercial.
También al presidente Trump lo tienta el proteccionismo. Quiere restringir las importaciones de países con lo que EE.UU. tiene déficit comercial. Trump contempla elevar el arancel al acero importado; China y Corea son grandes proveedores. Con ese arancel, le irá mejor a las acerías estadounidenses. Pero el costo del acero subiría en los EE.UU., el costo de producir vehículos aumentaría, y caería la exportación estadounidense de automotores. Quizá los empleos perdidos en la industria automotriz serían más que los ganados en las acerías. El acero chino se produce con base en mineral de hierro importado de Australia. Si EE.UU. compra menos acero a China, tan perjudicado como el gigante asiático sería Australia, país con quien EE.UU. tiene superávit comercial.
Mejor estrategia que restringir importaciones es fomentar exportaciones. Hay mucho por hacer: cumplir oportunamente los compromisos, entre ellos pagar el drawback y el abono tributario. Firmar acuerdos comerciales con los países a los que el Ecuador les puede vender bien, como los de EFTA (se negocia ahora). Reducir costos de producción. Aquí cabe una depurar requisitos burocráticos, trámites aduaneros expeditos, y un régimen laboral menos rígido. Un apoyo a las exportaciones lleva a los emprendedores a buscar opciones de exportar, más que negocios para el mercado interno, es conveniente, hay que reemplazar a las divisas petroleras perdidas.