Hace 100 años y en Milán, Italia, Benito Mussolini promovió el fascismo. En Ecuador, Federico Páez Chiriboga, encargado del mando Supremo y por un corto período presidente de la República, tomó del dictador italiano la energía en el mando y la paz jurídica con la Iglesia Católica, mediante un modus vivendi con la Santa Sede. Fue derrocado por su ahijado de bautizo, general Alberto Enríquez Gallo, quien expidió un famoso y perdurable código de Trabajo que hizo de Ecuador una “isla de paz” en América Latina.
Gobernaron, el primero, entre septiembre de 1935 y octubre de 1937, y el segundo, hasta agosto de 1938. La resistencia partisana fue un movimiento de guerra de guerrillas contra el fascismo y contra las tropas de ocupación nazi instaladas en Italia durante la segunda guerra mundial. El himno dei partisani mueve hasta hoy el corazón de los italianos: “Cava una fosa en la montaña, / ¡oh bella!, ciao, bella ciao, / bella, ciao ciao ciao, / cava una fosa en la montaña / bajo la sombra de una flor. // Así la gente cuando la vea, / ¡oh bella!, ciao, bella ciao, / bella ciao ciao ciao. / Así la gente cuando la vea / gritará: ¡Revolución!”.
Piero Calamandrei -jurista, político y periodista italiano, considerado como uno de los padres de la Constitución de 1948-, se dirige a la juventud: “Si queréis ir en peregrinación al lugar donde nació vuestra Constitución, id a las montañas donde cayeron los partisanos, a las cárceles donde fueron presos, a los campos donde los ahorcaron. Allí donde ha muerto un italiano para recuperar la libertad y la dignidad, id, oh jóvenes, con el pensamiento, porque allí nació nuestra Constitución”. Se pasó de una monarquía liberal a una república antifascista, basada en la elección popular, pues una sociedad de masas así lo demandaba. (Wikipedia).
Ecuador vivió una suerte de fascismo con el autoritario presidente Rafael Correa Delgado, con la Constitución de Montecristi de 2008, en apariencia elaborada por representantes del pueblo: pero en realidad abiertamente manipulada para que la Soberanía se concentrara en el poder ejecutivo, un poder de poderes que iba a modernizarnos, volvernos justos, prósperos, educados, saludables, generosos, nuevos. ¡Había nacido el líder, que habría de tomar la posta del presidente Lula da Silva, luz de América y redentor de los pobres! Correa tuvo todo a su favor para hacer realidad esta fantasía. Y fracasó por la codicia de su corazón y la avaricia de sus cortesanos. Una caterva de ladrones enamoró al pueblo ecuatoriano y lo dejó esquilmado en la quebrada de los Mastodontes.
Vamos saliendo penosamente de este gran asalto. No nos salvaremos sino unidos, para que más temprano que tarde nos demos una carta política realista, humilde para un pueblo bueno pero ignorante y que privilegie obligaciones para cada derecho. Un renacimiento es posible, probable, cierto. Y lo haremos porque la hora está madura. Ciao.