Por varias décadas el Ecuador ha sido un país de emigración tanto interna como externa, esta última tradicionalmente a EE.UU. y Venezuela. Las áreas densamente pobladas que han requerido mandar masivamente sus hijos al exterior son Cañar/Azuay y Manabí.
A la vez que se trata que salen del país quienes consideran no tienen oportunidades, la migración ha sido fuente de ingresos para los familiares que dejaron atrás: la mano de obra se convirtió en un rubro de exportación.
Con la crisis fiscal y bancaria de 2008/9, surgió España como gran captadora de migrantes, y hoy las remesas ibéricas son por un monto casi idéntico a las norteamericanas.
En 2011 las remesas fueron el principal rubro de exportación después del petróleo, con USD 2 673 millones, superando al banano con USD 2 246 millones.
Pero hoy las remesas decaen; hay migrantes que regresan de España, y muy pocos despegan hacia Madrid en busca de empleo.
Va a tomar muchos años para que se recupere la economía ibérica. Sus costos han subido más que su productividad. Más allá de servicios relacionados al sol y la playa, es poco lo que puede ofertar competitivamente con Alemania, su socio en la U.E. Y no puede devaluar porque la moneda es comunitaria.
Los migrantes regresan. Pero en el país no se genera empleo para absorberlos. Solo hay 4,3 millones que trabajan y otros 2½ millones de personas en edad de trabajar se mantienen fuera de la fuerza laboral.
Es necesaria una nueva fuente de divisas que reemplace a la remesas, y que dé empleo a los estratos de los que salen los migrantes.
Una tal opción se ha venido desarrollando, casi desapercibida por la mayor parte de los ecuatorianos: migrantes que vienen a retirarse al país y que viven de sus pensiones de jubilación.
Son personas que se instalan en el Ecuador y gastan más de USD 1 000 dólares mensuales en arriendo, alimentación, servicios de salud, entretenimiento, turismo, entre otros. Son ya un factor a tomar en cuenta en la economía de Cuenca, el destino favorito.
Quito es también destino atractivo, pero por obvias razones, es para retirados con un presupuesto algo mayor.
Por quinto año consecutivo International Living, dirigida a jubilados norteamericanos, clasifica al Ecuador como el mejor país del mundo para retirarse, superando, aunque por poco, a Panamá, Costa Rica y México.
Comparado a los otros destinos mencionados, según dicha publicación, Ecuador los supera por clima perfecto (el andino), bajos arriendos (ojo: no hay burbuja inmobiliaria), los beneficios sociales (ley del anciano) y el segundo costo de vida más bajo entre los 22 países considerados. Todo lo cual permite compensar con creces la insuficiente infraestructura para los de tercera edad y servicios de salud.
Se trata de otra forma de exportar servicios.