Diciembre nos inunda. Tiempo de celebración. Tiempo de regalos, abrazos, buenos deseos y reconocimientos. Tiempo en que aflora una sensibilidad remordida. Tiempo propicio para recuperar valores en familias y escuelas. Para concienciar sobre las brechas entre los seres humanos, tan próximos y tan distantes.
Resulta imposible abstraerse del simbolismo y el vértigo de diciembre. Improbable evitar el acoso de una publicidad exultante, grosera. La mayoría resbala indefensa a los brazos del consumismo.
Los centros comerciales se tornan brillantes escaparates para soñar gastando, gastar soñando.
Tiempo de ilusiones y planes al por mayor. Tiempo para acercarse y tiempo para cumplir rituales por compromiso. En fin, tiempo irrepetible.
Nada iguala a diciembre.
Aprovechando estos tiempos extraños y únicos, queremos hacer un regalo simbólico a los actores educativos, incluyendo al Ministerio. Usted, amigo lector, ¿qué les regalaría?
El primer regalo para las instituciones educativas es autonomía. Mayor grado de autonomía responsable en su quehacer. Todo indica que si los cambios no se realizan desde estas instancias, las logros en calidad y equidad, serán quimera. Los aportes que vienen de arriba son insuficientes y no se adaptan a las realidades locales.
Para los maestros, el regalo es organización. Organización gremial que cobije a todos los profesionales y sea plenamente representativa. La idea es caminar con acuerdos hacia unas elecciones masivas apoyadas y supervisadas.
El sistema necesita de interlocutores legítimos para avanzar en los cambios. Interlocutores propositivos en asuntos gremiales y pedagógicos.
El obsequio para las familias es sintonía. Apertura y disposición para acercarse a las escuelas a construir, a reforzar valores, a sintonizar con el desarrollo de los chicos. La necesidad de construir espacios de confianza y de comprensión crítica resulta imprescindible.
El regalo a los estudiantes es protección. Supresión de toda expresión de violencia, física o sicológica. La recuperación de las escuelas como territorios de paz provocará bienestar a todos y con ello, mejoras sustantivas en los aprendizajes. Se precisa que el respeto y la armonía retornen a la vida cotidiana escolar. Un estudiante responsable y feliz es la aspiración.
Finalmente, el regalo para el Ministerio de Educación es articulación. Articulación de sus líneas y medidas dispersas en un programa de cambio. Una propuesta que pueda ser conocida por todos, que oriente los resultados e indique un camino y un destino consensuados. Una propuesta que pueda ser monitoreada y alimentada.
Autonomía, organización, sintonía, protección, articulación. 5 obsequios que son también aspiraciones de mucha gente. 5 regalos que nos impulsan a seguir apostando por una educación viva y nueva. Todos nos merecemos esos presentes… mejor para empezar el Año Nuevo.
Columnista invitado