Obtener la nacionalidad ecuatoriana, gracias a la revolución ciudadana, resulta más fácil que conseguir visa para residir temporalmente en este país. Ser ecuatoriano por naturalización ya es de todos los habitantes del mundo.
El presidente Correa expidió el Decreto 1065 de febrero 16 de este año, que contiene el reglamento para el otorgamiento de cartas de naturalización por servicios relevantes.
¿Qué es relevante según el Diccionario de la Lengua Española? “Sobresaliente, destacado. Importante, significativo”. Estas características deben ponerse al servicio del país (¡no de Alianza País!), y ser la consecuencia del “talento o esfuerzo individual” del inmigrante que opta por ser ecuatoriano. Quien califica que el talento o esfuerzo individual le hace al extranjero merecedor de la carta de naturalización, es el Presidente de la República.
Para ser ecuatoriano se deben cumplir tres requisitos: ser legalmente capaz; haber residido en Ecuador por lo menos dos años; y, probar una conducta intachable. Estos requerimientos los observa cualquier extranjero, ya que la capacidad se la adquiere por llegar a la mayoría de edad. Residente en el país son todas las personas que han ingresado, aun ilegalmente, a Ecuador. La conducta intachable se la prueba con certificados que los ‘panas’ de los extranjeros firman para ayudar al futuro naturalizado.
Para justificar los requisitos se debe presentar la partida de nacimiento del solicitante “debidamente legada (¿?) y traducida”. “Legada” no existe en el Diccionario. “Legado”, sí. Significa “Persona que una suprema potestad eclesiástica o civil envía a otra para tratar un negocio”. No se aplica.
También es “Persona eclesiástica que representa al Papa y ejerce por delegación alguna de sus facultades”. Tampoco corresponde.
El Decreto no prevé cómo se prueba cuáles han sido los “servicios relevantes al país (que) con su talento o esfuerzo individual” le hacen merecedor de la naciona-lidad ecuatoriana. Es decir, sin justificar nada, cualquier individuo podría obtener la carta de naturalización.
Para conseguir una simple visa para residir por un tiempo en Ecuador, las autoridades de migración exigen cualquier cantidad de certificados, garantías, declaraciones, legalizaciones. ¡Pero para ser ecuatoriano, nada! ¡Qué irresponsabilidad!
La nacionalidad se la regala tan fácilmente, como en el siglo pasado se intentó vender la Bandera ecuatoriana.
En otros países obtener la nacionalidad es cuestión de titanes, aun en aquellos a los que admira el Gobernante ecuatoriano.
Ni qué pensar en convertirse en belga, reino en donde el señor Correa irá a vivir una vez que el país descanse de él.
¡Ojalá le llegue pronto el otoño al emperador!