Otra reforma…

Ante la posibilidad de que se haga una segunda reforma a la Constitución vigente, son oportunos y dignos de tomarse en cuenta los criterios jurídicos de los prestigiosos constitucionalistas doctor Rodrigo Borja Cevallos sobre la tarea de legislar y doctor Antonio Rodríguez Vicéns sobre la Carta Suprema elaborada en Montecristi, emitidos en sendos artículos publicados en la página de Opinión de este Diario.

El doctor Borja Cevallos, ex presidente de la República, ex fundador de la Izquierda Democrática, autor de numerosas obras jurídicas, entre ellas Enciclopedia de la Política y Derecho Político y Constitucional, dice, en su artículo titulado ‘La tarea legislativa’: “Legislar –o sea formular normas obligatorias para la conducta humana- es de las tareas más arduas que pueden confiarse al cerebro del hombre, porque es prever y anticipar todas las posibles conductas individuales y colectivas, así las normales como las anormales”. “La redacción de la ley debe ser escueta, precisa y clara”. “Es una tarea de juristas, de expertos en el Derecho, de profundos conocedores de la doctrina jurídica, con un gran conocimiento y manejo del idioma para que no se distorsione el espíritu de la ley”.

El doctor Rodríguez Vicéns, ex legislador y militante de la ID, catedrático universitario y autor de varias obras, manifiesta en su columna ‘La Constitución Pajarera’: “Nunca había encontrado una razón fundamentada y sólida, confiada y convincente, que me permitiera explicar por qué los asambleístas de la “revolución ciudadana” en Montecristi, a pesar de haber sido tocados por una varita divina que les permitía desentrañar los más recónditos secretos de la difícil y abstrusa ciencia jurídica, a pesar de sus mentes lúcidas, sus corazones ardientes y sus manos limpias (según el lema de la Checá bolchevique), elaboraron como Constitución (algún nombre había que darle) un auténtico mamotreto, incoherente y contradictorio, con redacción escolar y pedestre, plagado de novelerías cercanas a la tontería, reglamentario y, no obstante, con innumerables vacíos”.

Es inminente la intención de reforma ya que el Presidente de la República ha manifestado que es necesario restringir las garantías constitucionales, “porque dificultan la gobernabilidad”, pero para ello tendrá que cumplirse el trámite correspondiente y lograr los votos necesarios. De pasito les dio un tirón de orejas a los asambleístas constituyentes, al imprecarles “que parece que hubiesen estado soñando en pajaritos rosados preñados”.

Así, esa Carta Suprema “construida” en el 2008 y aprobada mediante referéndum, que vaticinaron los adalides de la revolución ciudadana que durará 300 años, está en trance de ser sometida ya a un segundo parche. Ojalá para entonces cuente con la participación y asesoramiento de expertos en Derecho, de conducta vertical.

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