A menos de 3 años de haberse aprobado la Constitución de Montecristi y el Código de la Democracia (Ley Electoral), nuevamente se está queriendo cambiar las reglas de juego electoral.
Alianza País, junto al PRE y Madera de Guerrero, están promoviendo en el seno de la Comisión de Justicia de la Asamblea Nacional varios cambios al Código de la Democracia con la clara intención de beneficiarse en las elecciones presidenciales y parlamentarias de enero del 2013.
¿Cómo? Haciendo que las elecciones parlamentarias se realicen en primera vuelta y modificando el método de asignación de escaños (cambio del método de Hare por el D’Hondt). Estos aspectos fueron satanizados antes de la Constitución de Montecristi por Alianza País, porque representaban parte del andamiaje institucional de la partidocracia corrupta.
En primer lugar, el hecho de separar elecciones para presidente de elecciones para asambleístas si tiene efectos y repercusiones. La doble ronda electoral, por lo general, permite a los votantes reorientar conscientemente sus preferencias considerando los resultados de la primera vuelta. Para evitar la concentración de poder de un presidente y fomentar la necesidad de acuerdos entre las diversas fuerzas políticas, el electorado puede no votar mayoritariamente por los candidatos del partido de gobierno al parlamento.
En segundo lugar, optar por el método de D’Hondt y no el de Hare favorece a los partidos más grandes. Esto tiene un efecto sustancial en la futura correlación de fuerzas en el Parlamento. Si se toma, por ejemplo, el resultado de las votaciones del 2009 para la Asamblea, la aplicación del método de D’Hondt hubiese hecho que Alianza País tenga 73 representantes y no 55 como ahora, aplicando el método de Hare.
Es cierto que estos dos métodos de asignación de escaños son proporcionales, pero el de Hare (método de Voto Único Transferible), a diferencia del D’Hondt (método del mayor promedio) favorece en mayor medida a las minorías. La aplicación del método de D’Hondt favorece, como hemos dicho, a los partidos más grandes. Alianza País sería el principal beneficiado.
Si juntamos estas dos reformas, elección en primera vuelta de presidente y asambleístas, así como uso del método de D’Hondt, lo que vamos a tener es un régimen donde prácticamente no hay lugar para la discusión y el debate. Es decir, un régimen de mayorías y de partido único.
Esto es preocupante porque, a partir del proceso constituyente, se montó un proceso sistemático de reemplazo de autoridades, control de buena parte de las instituciones claves del Estado y consolidación un régimen autoritario. Eso es lo que ahora está detrás estas reformas electorales.