Que un país tenga Fuerzas Armadas profesionales, significa no solamente que hayan obtenido alta competencia militar de combate como la Guerra del Cenepa lo demostró, con la conducción y desarrollo de operaciones conjuntas en las que oficiales, tropa, reservas entrenadas como los Arútam, a más de las movilizadas, y empleados civiles, respondieron con heroísmo la decisión política de defensa de la soberanía nacional.
Lograda la paz con este inmenso esfuerzo nacional se facilitó la visión y decisión política gubernamental actual, de ratificar los límites del Ecuador con los países vecinos, complementando la integración con iniciativas y proyectos binacionales para el fortalecimiento de una paz; que no puede ser vista como la “Paz perpetua” de San Pierre, Bentham o Kant, aunque esas propuestas utópicas se hayan materializado en las organizaciones internacionales. Una diplomacia y una defensa profesional eficaz, son insustituibles cuando se trata de proteger los intereses nacionales.
Las Fuerzas Armadas permanentemente han venido modernizándose para la defensa y apoyo a la seguridad. En 1982 con el Proyecto Ejército 2000, se implemento la planificación estratégica institucional.
En el 2000, luego de una crisis de identidad de las Fuerzas Armadas, ante la firma del Acuerdo de Paz con el Perú, hubo necesidad de emitir la Política de Seguridad de la Frontera Norte, para reorganizar, redesplegar a las Fuerzas Armadas y cooperar con Udenor para afrontar el advenimiento del Plan Colombia.
E n el año 2002, se elaboró la Política de Defensa Nacional, incluyendo las denominadas nuevas amenazas, seguridad pública y seguridad ciudadana (Libro Blanco, 2002, pág. 90). En el 2005 con asesoramiento de España, Argentina y Chile, se actualiza la Política de Defensa Nacional y se elabora el Plan de Reestructuración de las Fuerzas Armadas. Con una evaluación de las FF.AA. para elaborar el Plan de Capacidades Estratégicas Conjuntas y el Plan de fortalecimiento de los valores profesionales y de cultura democrática, incluyendo un diplomado en seguridad y democracia, para oficiales administrado por Flacso; finalmente se pone en vigencia la homologación salarial desde el mes de julio del año 2006.
Pasados seis años, habiéndose mejorado el equipamiento militar de las Fuerzas Armadas hay que nuevamente evaluar a las FF.AA., para actualizar la Política de defensa y la estrategia militar acorde con la capacidad operacional necesaria.
Socializar una anormal “reubicación democrática” no existe en ninguna doctrina militar.
En las Fuerzas Armadas todos son indispensables, porque obedecen a una estructura orgánica sistémica, no son empleados de entrada y salida discrecional, por eso la propuesta es discriminatoria, antitécnica y sesgada a otros intereses.