Las redes sociales y la tecnología están cambiando la dinámica de la sociedad. La era digital trae cambios (así como desafíos) para las democracias. Momentos históricos como el Euromaidán y la Primavera Árabe son un ejemplo perfecto del alcance que tienen las redes como un actor democrático. Tienen el poder de influir en la opinión pública por tanto en la acción colectiva.
¿Cómo sucede esto? George Lakoff, lingüista, nos dice que para ser aceptada, la verdad debe encajar en nuestros marcos cognitivos. Ellos son estructuras mentales que le dan sentido al “sentido común”. Por eso “relato mata dato”. Si el discurso se adapta a nuestras referencias cognitivas, muy poco importarán los hechos. Es por esto que las “fake news” se difunden con facilidad.
¿Qué narrativas se enfrentan hoy?
Por un lado, el Kremlin elabora su “casus belli” con el discurso de protección. Putin es el encargado de proteger a los ucranianos con vínculos históricos a Rusia del régimen neonazi. Él invoca a la Madre Rusia. Asimismo debe defender a los rusos de los continuos ataques del “Estado artificial” de Ucrania y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Por el otro, Zelenski optó por protagonizar a David frente a Goliat. Eligió representar el patriotismo y la unión ciudadana. De unirse en contra del enemigo para vencerlo incluso si el otro tiene tanques más grandes. Ucrania es el mártir de la democracia occidental.
Hoy, las redes sociales son un actor político y en medio de una guerra como la actual, se convierten en armas poderosas. Ellas tienen un doble filo, por un lado pueden acercar a los ciudadanos a la política para fortalecer la dimensión deliberativa de la democracia. Sin embargo, también pueden endiosar narrativas autoritarias ocasionando la erosión de los valores democráticos. El internet es un campo minado, caminemos con cuidado.