Ya son 5 años de recesión y la troika que monitorea el programa de ajuste que debe implantar Grecia exige cada vez mayores sacrificios a una población fatigada por la crisis. El espejismo que creó la adopción de la moneda única, hizo creer que el país se encaminaba hacia el desarrollo acortando diferencias con los países europeos del norte. En el esplendor del oasis económico, Grecia organizó las olimpiadas, para lo cual tuvo que invertir ingentes cantidades de dinero. La fuente de recursos para financiar la inversión olímpica no provino de los ingresos corrientes del Estado, sino de una política de endeudamiento agresivo. Se creía que los ingresos que se iban a obtener por el incremento del turismo y el aprovechamiento posterior de la infraestructura construida iban a ser más que suficientes para cubrir los costos. No fue así, y Grecia se quedó sobreendeudada. A la vuelta de la esquina la crisis estalló y al no contar con recursos para servir la deuda adquirida, anunció que necesitaba de la ayuda financiera de la Comunidad Europea, FMI y el Banco Central de Europa para honrar sus compromisos. Europa no contaba con las instituciones que se requerían para enfrentar una crisis, que si bien se había originado en los países más pequeños, amenazaba con contagiar al resto de las economías de Europa poniendo en peligro la moneda única. Se crearon las nuevas instituciones para proveer parte de los recursos que se necesitaban para el rescate y se acudió al FMI para que elabore la receta para enfrentar la crisis. A pesar de los fracasos de los programas de ajuste en América Latina en los 80 y en Asia en los 90, la prescripción económica continuó siendo la misma. Aumento de impuestos; reducción del gasto público; aumento de la edad de jubilación; recorte de salarios, medidas todas que implican agravar la recesión en vez de aportar a la reactivación. Los resultados están a la vista, 5 años de recesión. Sin embargo la historia no termina ahí, ya que tomada las medidas de ajuste y recibido los desembolsos extraordinarios, los dineros para servir la deuda continúan siendo insuficientes, para lo cual, hay que acudir a las empresas públicas y privatizarlas para obtener mayores recursos. Esto es lo que está comenzando a pasar en Grecia. La principal empresa eléctrica se encuentra en la lista de las privatizables, y así un sinnúmero de empresas públicas. Cuando ya no queden más empresas públicas que privatizar y los dineros se hayan gastado en el pago de la deuda, el patrimonio del Estado disminuye y la deuda continúa absorbiendo grandes cantidades de recursos. Por lo tanto, si ustedes creían que el Consenso de Washington estaba muerto, pues estaban equivocados, ha vuelto a resucitar en Europa.