Los acontecimientos globales acaecidos en los últimos años, me llevan a conjeturar que una sublevación silenciosa se fragua en el mundo: ¡la rebelión de los migrantes!
No se trata de ser un profeta del desastre, como muchos califican a quien elabora mensajes sin argumentos o mediados por intereses particulares. La misión del comunicador -en este caso, de un periodista de opinión- es investigar, documentar, leer y escribir sobre un tema o problema de la realidad.
El Diario El Comercio publicó un editorial en el que plantea que la situación de los migrantes ha pasado de lo social a lo político. ¡Una gran verdad!
Si nos referimos al primer punto, una constante verificable es la inequidad socioeconómica en el mundo que se refiere a la distribución desigual de la riqueza entre los individuos y los países. Esta desigualdad se ha agudizado en los últimos años y afecta a las personas más pobres, por el estancamiento de los salarios; la disminución del estado de bienestar en los países desarrollados; la insuficiente protección social en los países en desarrollo; la evasión de impuestos por parte de las empresas; y, la falta de acceso a los derechos básicos.
“En líneas generales, –según las Naciones Unidas– más de dos tercios de la población mundial está a merced de una mayor desigualdad de los ingresos y la riqueza, lo que está socavando considerablemente las perspectivas de desarrollo sostenible”.
Un efecto relevante -de este modelo de concentración de riqueza y ausencia de políticas de redistribución- es el fenómeno de la migración, que asuela en varios continentes. Miles de ciudadanos, en largas y peligrosas caminatas, intentan superar las murallas construidas en las fronteras; otros eligen el mar, en barcazas improvisadas, y a nado, y también el aire, en aviones, como polizontes, mientras las grandes potencias apegadas a los protocolos, tratados y reglamentos insisten en lo mismo: muros y castigos, deportaciones en condiciones denigrantes e irrespeto a los derechos humanos. En suma: soluciones parches, ante un mega problema, que requiere, de manera urgente, un acuerdo mundial.
Se estima que la población mundial en 2025 será de 8.100 millones de personas. Y según datos oficiales, “la migración mundial se enfrentará a retos como el reasentamiento de refugiados y el desplazamiento interno. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el ACNUR son organizaciones que se encargan de abordar estos temas. El ACNUR proyecta que en 2025 las necesidades de reasentamiento de refugiados serán de casi 3 millones de personas”.
El beneficio de las migraciones ordenadas para los países de origen y destino es destacable, pero la pobreza y pobreza extremas delatan una explosión inmanejable de la movilidad humana, por el desplazamiento sin precedentes de personas sin educación, sin trabajo y sin oportunidades.
A este paso, si no se toman medidas emergentes y concertadas entre todos los países del mundo, las fronteras de las grandes potencias serán desbordadas, y los migrantes -legales o no- marcarán un nuevo orden económico internacional diferente para la humanidad. ¡Y la rebelión socioeconómica pasará a lo político!