La desaparición del presidente Hugo Chávez hace un mes fue un suceso. La reaparición, el jueves último, otro. Mencionó la palabra “cáncer” y fue suficiente para que se hable del futuro del personaje, de Venezuela, de la integración regional y de otras posibles repercusiones. Los puntos claves –el nivel y la evolución de la enfermedad- son todavía un secreto y, por lo tanto, funciona más la especulación que los comentarios.
La anécdota es que el Coronel reconoce su limitada preocupación por el tema de la salud. Cuando llegó a Quito -hace casi un mes- solo apareció con un problema de rodilla –igual que Correa y que Evo, bromeó- y con una gripe. Pero, según sus confesiones, ya sentía algo más que no se atrevía a examinar. Fidel Castro fue su confidente y quien le puso en manos de sus médicos. Luego fue el encargado de informarle cuál era el problema, con una sola palabra, suficiente como para asustar a cualquiera. Inclusive a quien –como un buen mandamás dedicado a su campaña total- no se preocupaba de temas aparentemente triviales, como el funcionamiento del cuerpo.
Chávez no solo es presidente de Venezuela desde 1999 y candidato seguro para el 2012. Su sueño es cumplir los 20 años en el poder, tratando de imponer su modelo. En su esfera política es el Gran Jefe, sin nadie que le haga sombra. ¿Quién le reemplazaría en el partido Socialista Unido? ¿Quién sería el más serio postulante opositor? El dirigente antichavista y periodista venezolano Teodoro Petkoff dijo al respecto desde Caracas: “podría venir un caos tan grande que prefiero no tratar el tema a estas alturas”. Posiblemente su amigazo Fidel le aconsejó que ubicara a su hermano mayor Adán Chávez como sucesor en caso necesario. Pero en Venezuela hay elecciones, hay opositores y hay prensa independiente, disminuida por los embates pero en pie. No es algo tan sencillo como fue en Cuba el ascenso del ñaño Raúl.
El coronel Chávez es un personaje polémico, duro con sus adversarios, siempre al ataque, sobre todo en sus cadenas dominicales. Más o menos la mitad de votantes le ama y la otra mitad le repudia. Ha ganado varias veces en las urnas, pero allá por el 2007 le tocó perder, aunque sea por escasa diferencia. Con el episodio médico que acaba de vivir en Cuba, no hay seguridad de nada. Cambió el panorama y solo el paso de los días y las respuestas del organismo darán su veredicto.
Pese a sus ingresos, Venezuela enfrenta problemas económicos y la inseguridad sigue siendo un serio desafío. Chávez, a sus 57 años, quiere seguir abriéndose paso no solo en el ámbito nacional. Contó su nueva historia haciendo un esfuerzo en pro de la serenidad, pero traslució más de una emoción. “Gracias a Dios, a Fidel y a mis médicos” remató el Coronel. “Hacemos votos por su salud” concluyo Pentkoff. ¿Qué dirán en el fondo otros opositores?