El descubrimiento de los rayos X, por Roentgen en 1895, fue la culminación de centurias de observación y experimentación en electricidad y magnetismo. Requirió de múltiples mecanismos y técnicas avanzadas para conseguir la producción de un vacío importante en tubos de vidrio.
En 1897 Marie Curie realizó su tesis doctoral para investigar la procedencia de la energía que el compuesto de uranio empleaba en oscurecer las emulsiones fotográficas a través de protecciones metálicas. El tema poseía la ventaja de ser todavía virgen en la investigación. Observó que la radiación provenía únicamente del átomo de radio y que no tenía relación con otra substancia o con alguna reacción química y descubrió que la plecblenda y la calcolita eran más activas que el uranio.
No conocía los efectos nocivos de la radiación y su extenuante esfuerzo físico se vio agravado por las dolencias derivadas de su exposición a la radiactividad que le produjo lesiones visibles en sus manos y fue, en último término, la causante de la leucemia de la cual murió. Marie Curie recibió dos premios Nobel: uno de física y otro de química.
La radiación desconocida, por ello denominada ‘x’, atraviesa cuerpos opacos a la luz: madera, músculos, piel, papel, cartón y muchos otros; produce luminiscencia en algunas substancias y cristales, oscurece a las películas foto y radiográficas y ocasiona diabetes, lesiones oculares, tiroideas, medulares, cromosómicas y genéticas; pero también destruye a las células malignas de tumores y leucemias y permiten examinar el interior del cuerpo y de organismos vivos; guían múltiples procedimientos, a través de equipos con tecnología muy desarrollada: radiología digital, tomógrafos computarizados, angiógrafos con substracción electrónica con los que, a más de determinar la enfermedad, posibilitan tratamientos mínimamente invasivos y más seguros que los tradicionales como biopsias, drenajes dequistes y abscesos, reconstrucción de vías biliares, oclusión de aneurismas, fístulas y malformaciones arteriovenosas cerebrales.
La radiación con precaución es beneficiosa; pero sin control se vuelve nociva para el enfermo y mucho más para el radiólogo. Varias legislaciones contemplan la protección del personal: médicos, tecnólogos, enfermeras, anestesiólogos y limita el tiempo de exposición y les otorga reposo de 10 días cada 6 meses.
En el ambiente laboral ecuatoriano las solicitudes para disminuir el horario de trabajo y alcanzar similares condiciones a las que cobijan a trabajadores del área en otros países han sido ignoradas. Los médicos radiólogos han tenido que renunciar como medida extrema de sobrevivencia. La imposición sin fundamentos altera la armonía , perjudica a pacientes, personal técnico y profesional, y a las casas de salud.