Hace dos meses escribimos sobre el revés que la victoria de Biden significaba para la política exterior del presidente Moreno, que había establecido una excelente relación con el presidente Trump: la identidad en sus políticas frente a Maduro en Venezuela, la firma del acuerdo de facilitación de comercio con la presencia de Roberth Lighthizer en Quito, el fuerte apoyo financiero del acuerdo con el FMI, el voto ecuatoriano al candidato de Trump para presidente del Banco Interamericano, la incorporación de Richard Martínez a la cúpula del BID.
Biden como vicepresidente de Obama estuvo a cargo de América Latina. Pero a pesar de ese antecedente auspicioso auguramos que Ecuador perdería espacios en Washington, lo que la Cancillería reconoció, contratando una firma de cabildeo conformada por excongresistas demócratas.
Señalamos es que la aspiración de Moreno de firmar pronto un acuerdo comercial con EE.UU. se vería frustrada, y ahora se confirma. Biden viene de anunciar que queda suspendida la firma de todo acuerdo comercial hasta que EE.UU. no recobre competitividad.
La agenda comercial queda relegada, y pasa a primer plano la lucha contra el calentamiento global. Biden se apresta a recuperar para EE.UU. una posición prominente en esta causa. Por lo que la preservación de la Cuenca amazónica será central en la política de Biden para Latinoamérica.
Si bien es una excelente iniciativa, en lo que a nosotros respecta significaría presión de Washington para que el Ecuador abandone la exploración petrolera en el Oriente, lo que sería un duro revés en una estrategia para sacar al país de su actual crisis.
Otro puntal de la política latinoamericana de Biden sería una solución más humana al problema de la migración ilegal. Esto se traduciría en una estrategia para estimular el crecimiento económico de los países de donde salen los nuevos migrantes ilegales: Guatemala, Honduras y El Salvador. Ciertamente una noble causa, pero una mayor exportación de esos países a EE.UU. sería a expensas del Ecuador, países con los que compite sobre todo en banano.
La política hacia Maduro está por verse. El ala radical del Partido Demócrata simpatiza con el chavismo. Guaidó corre peligro que lo dejen en el aire. No le perdonan a Moreno haber apoyado a Trump frente a Maduro. Bernie Sanders, el millonario socialista, estuvo detrás de la conformación de la Internacional Progresista, de cuya cúpula forma parte Andrés Arauz. Un bloque de congresistas demócratas enviaron una furibunda carta al secretario de Estado Pompeo, exhortándolo a que denuncie al presidente Moreno, por ”haber encarcelado y perseguido opositores, reprimido violentamente manifestaciones, y realizado numerosas maniobras” para evitar la candidatura de Arauz.
Con Washington, Moreno la tendrá difícil.