La LIGAPRO decretó el incremento inflacionario de 12 a 16 equipos y de 4 a 5 futbolistas extranjeros por club, lo cual significa un aumento de 48 a 80 jugadores; correspondientes a un 66%. Esta cifra subirá cuando los clubes hagan uso al derecho de traer dos extranjeros más a mitad de temporada y si se consideren los de la serie B. Para justificar la medida el presidente de la LIGAPRO esgrimió que mejorará la competitividad, lo cual es cuestionable, al menos, por cuatro razones:
Primero, el costo más alto de un jugador importado es de un millón trescientos mil y el más bajo de 150 mil, lo cual da un promedio de USD 400 mil por año (derechos deportivos, sueldos, premios y primas). Un negocio no menor a USD 32 millones y un peso del 32% en el presupuesto de los 16 equipos.
Segundo, se incrementa el déficit de “balanza comercial” entre 15 ecuatorianos exportados y 80 importados. Para justificar la medida el Presidente de la LIGAPRO puso los ejemplos de Chile (5) y México (9) que son países importadores de futbolistas y no señaló ningún exportador, que son los que tienen balanzas comerciales positivas porque invierten en divisiones formativas.
Tercero, se acrecentarán las desigualdades entre los 16 equipos por los desniveles salariales, entre los clubes grandes y los chicos que hoy es de 9 a 1; porque además ya se sabe que a mayor costo menor el riesgo en la contratación. Esta es la experiencia española, francesa, alemana donde la polarización ha sido el signo de los tiempos.
Y cuarto, crecerán las inequidades entre jugadores nacionales y extranjeros porque los ecuatorianos no está sobrevaluados: el 95 % de los futbolistas ecuatorianos gana por debajo de los 4 salarios básicos mientras el salario más bajo de un extranjero sobre pasa los 15 salarios básicos. Los jugadores extranjeros tienen precios internacionales y los ecuatorianos que son repatriados también, porque obedecen a otros mercados. Un dirigente que quiere un jugador ecuatoriano barato lo primero que hace es vender caro el suyo.
¿Quienes se benefician? Sin duda los países exportadores de futbolistas, en especial, Argentina que es nuestro mercado natural; los empresarios de los deportistas; la cable operadora monopólica; y los equipos con mayor capacidad económica. Y pierden: el fútbol ecuatoriano en su conjunto, los futbolistas ecuatorianos y los equipos más pequeños.
Si se quiere mejorar la balanza comercial, si se quiere mejorar los presupuestos, si se quiere bajar precios de los jugadores y si se busca competitividad lo que hay que hacer, como en cualquier otro producto, es aumentar la oferta de futbolistas nacionales; es decir, invertir en divisiones formativas y eso se conseguirá mejorando los ingresos presupuestarios mediante la reducción de la importación e incrementando la exportación.