Si se la saben, canten conmigo. ‘Yo quiero ser una chica Almodóvar / como la Maura, como Victoria Abril / un poco lista, un poquitín boba / ir con Madonna en una limousine’. Y si no puedo, aunque sea quiero ser asambleísta o concejala.
Es que si uno se fija un poco, estas señoras y/o señoritas lo tienen todo; pero este no es un asunto de sexo, también hay ‘chicos Almodóvar’. El caso es que a estas chicas y chicos les va de perlas. Les explico.
Uno: tienen cargos, sueldos y privilegios de autoridades civiles (de las responsabilidades me quedan un poco de dudas).
Dos: tienen un segundo y hasta un tercer sueldo por ejercer actividades extras que nada tienen que ver con su puesto público, como animación de programas televisivos o el modelaje publicitario. También hay quienes se dan la vuelta al país, pero no rindiendo cuentas ni contactándose con sus mandantes, sino cantando.
Y tres: muchas veces la incompatibilidad de estas dos o tres actividades simultáneas les impide cumplir a cabalidad con su función oficial, pero eso no importa; ahí siguen tan campantes, de madres y padres de la patria o con su edilicia estampa.
Lo más simpático es que algunos lo hacen a pesar de la Constitución –a la que dicen servir y defender–. Una nota de diario El Universo lo dejó super claro el pasado fin de semana: “(‘) el artículo 127 de la Constitución prohíbe a los asambleístas desempeñar otra función pública o privada, o dedicarse a sus actividades profesionales si fueran incompatibles con su cargo, excepto la docencia universitaria y si su horario lo permite”.
O tal vez yo estoy desinformada y por eso no sé que bastan los mismos atributos para ser asambleísta por el Guayas, como para ser animadora de ‘La guerra de los sexos’ y ‘Mega Match’. En ambos casos lo que cuenta es la pinta.
Ya me quisiera yo ser tan agraciada como estas chicas; y salir volando del plenario –en media reunión– para que me peinen, me maquillen y me presten ropa carísima. Y que luego un fotógrafo se provoque una tortícolis tratando de encontrarme el mejor ángulo para salir en las páginas de Cosas, Fucsia, Vanidades, Buen Hogar (creo que a Soho todavía no han llegado).
Hay algunas que lo hacen por amor al arte, como María Sol Corral, a quien vi hace unos meses coqueta mostrando un generoso escote; o Diana Atamaint, que decidió realzar su belleza amazónica enfundada en trajes sastres en una revista cuyo nombre olvidé. A Macarena Valarezo asumo que le pagarán por las varias publicidades y ahora por el programa de TV ‘Así somos’. ¿Cierto?
Lo que no les envidio son las insufribles interrupciones en media grabación o sesión fotográfica, para preguntarles de alguna ley u ordenanza. Pobres. Pero sorteando estas minucias, me reafirmo: yo quiero ser una chica Almodóvar. ¿Ustedes no quisieran?