Queremos vivir en paz

El mayor deseo de la humanidad es vivir en paz porque la paz es la base del bienestar. No cabe duda que los ecuatorianos anhelamos convivir pacíficamente y para eso debemos modificar los comportamientos de gobernantes y gobernados. Tratemos en el 2014 de cambiar el talante de nuestras relaciones en todos los ámbitos, con el ejemplo debe venir de los gobernantes.

Basta de crispaciones en el carácter de los ciudadanos, basta de irritarnos consciente o inconscientemente, porque todos los problemas grandes, medianos y pequeños tienen arreglo sin exasperarnos. Los gobernantes no tienen por qué enervarse cuando escuchan opiniones discrepantes ni los gobernados deben criticar sobre bases deleznables. Si unos y otros dejamos atrás el espíritu de confrontación vamos a trabajar de consuno, sin que el enfado presida nuestras decisiones.

La contradicción política es legítima y base de la dialéctica cotidiana en todas partes del mundo y sirve a gobernantes y gobernados para buscar la verdad. Entonces cabe alentar una confrontación virtuosa, y no viciosa como se la quiere caracterizar con la hipersensibilidad a la crítica. La prensa a través de todos sus medios tiene el deber de informar lo bueno y lo malo de un Gobierno y los opinantes debemos hacer ver a los ciudadanos lo correcto y lo incorrecto. Cuando existe esta crítica apegada a la verdad un Gobierno se beneficia para no persistir en lo malo e incorrecto y para proseguir en lo conveniente para el bien común. Entonces el papel de la prensa seria debe ser más bien estimulado para corregir a tiempo lo que sea de corregir.

A veces los gobernantes crean enfrentamientos como táctica política para tener enemigos y no simples adversarios, porque eso le gusta a un pueblo desinformado, pero no siempre estas confrontaciones deben mantenerse por motivos electoreros. Como no habrá elecciones hasta 2017 no cabe seguir con estas tácticas, sino más bien tratar de encontrar medios pacíficos para resolver las controversias, ya que los escándalos solo desprestigian a todos. Construyamos una nueva forma de hacer política sin enfurecerse, sin enervarse, sin enojarse por todo y a cada momento, pues solo así daremos buen ejemplo a un pueblo digno y sano como el ecuatoriano.

Reconocer errores es de personas superiores porque nadie es infalible. Reconocer aciertos también es una actitud correcta y ética. Aceptar que el comercio exterior ecuatoriano se ha estancado en su calidad es comenzar a revertir sus medios que permitan alcanzar el fin que es asegurar la disposición de dólares en manos de los ecuatorianos. Reconocer y apoyar la búsqueda de la excelencia en la educación universitaria es de personas de bien. Buscar los equilibrios en las relaciones políticas sin enfurecerse por todo es deseable y necesario.

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