Hay obras que se llevan en silencio, muy quedito. Sin bombos ni platillos, ni prensa que aplauda. Así varios curas y monjas irlandeses han venido al Ecuador a hacer una extraordinaria labor de enseñanza de vida, diría, más allá de su labor pastoral. Todos sin excepción trabajan en lugares recónditos, pobres y violentos por la carencia de oportunidades. Escuelas como San Patricio de la Providencia en el barrio de La Planada en Quito o jardín y escuela mundo feliz en el beaterio son prueba de ello. La mayoría se queda para cosechar la siembra inicial, se quedan tras haber sido los motores iniciales de importantes proyectos educativos, y lo hacen desde la base.
Los irlandeses -celtas- son un pueblo de férrea identidad que ha creado una diáspora varias veces mayor que la propia población de la isla. Forzado a migrar por el maltrato del dominio británico, las subsecuentes hambrunas y pestes durante el siglo XIX y las violentas luchas de la centuria pasada, el irlandés vaya donde vaya lleva consigo un alma llena de tristeza y nostalgia. Las letras y notas de canciones y baladas así lo atestiguan. Volver, siempre volver a la tierra propia o de antepasados. Volver a las heladas costas golpeadas por el bravío Mar del Norte, a los acogedores pubs y la persistente broma. El Ecuador en Nono, Pichincha o San Fernando en Azuay se parece mucho a Irlanda. Recordemos que algunos soldados y generales irlandeses participaron en las luchas independentistas de América bajo el mando de Bolívar que por entonces pactó con la Gran Bretaña.
En nuestro país con una comunidad pequeña de 120 irlandeses y sus familias, empiezan a moverse otros intereses. Se acaba de crear la Cámara Ecuatoriano Irlandesa en Guayaquil, con el fin de promover negocios entre ambos países. Granos y leche en polvo por flores. Y lo que vendrá, por supuesto. El Consulado es tremendamente activo y responsable con lo bueno y lo malo; repatriación de cadáveres de montañistas o manejo de gente involucrada en tráfico de drogas, entre otros. Una delegación de cinco representantes de la Asamblea estará por estos días en Quito para la Conferencia de Unión Entre Parlamentarios. Poco a poco se van activando intereses de jóvenes ecuatorianos por estudiar en un país que guarda sus tradiciones, pequeño, que de alguna manera podría ser hermano. Quizás por ello ha aparecido un grupo de música celta en Quito, “Druida”.
Estos intercambios cada vez más fuertes favorecerán a ambos países. La recuperación irlandesa aunque lenta parece ser segura. El irlandés coopera, sabe hacer comunidad, sabe sobrellevar el peso de múltiples crisis históricas. Quizás este pueblo sea de veras una lección para muchos. Recordé todo esto por la celebración anual de San Patricio, patrono de la República de Irlanda.