En la era digital, los datos abiertos se han convertido en un motor clave para la innovación y la transparencia. La inteligencia artificial (IA) potencia aún más este potencial, permitiendo analizar grandes volúmenes de datos para generar soluciones eficientes en áreas como la salud y el transporte, como por ejemplo prever brotes de enfermedades y optimización de rutas y reducción de tiempos de espera.
Sin embargo, esta apertura conlleva riesgos significativos para los derechos de los titulares de los datos y la seguridad digital. Por lo que, es crucial que el uso de IA con datos abiertos esté acompañado de medidas de protección de datos personales y ciberseguridad adecuadas.
La clave reside en encontrar un equilibrio entre la accesibilidad de la información y la protección de los derechos individuales. No se trata de elegir entre datos abiertos o protección de datos personales, sino de implementar estrategias que los hagan complementarios.
Esto incluye la implementación de algoritmos que respeten la anonimización, o la seudoanonimización, para publicar datos sin comprometer la identidad de las personas. El uso de cifrado, de claves de acceso y el establecimiento de políticas claras sobre el uso y la compartición de la información es fundamental para prevenir manipulaciones y filtraciones que puedan generar desinformación o ser explotadas por actores malintencionados.
Los datos abiertos son accesibles y no tienen naturaleza confidencial, promoviendo su uso y redistribución libre conforme a la Ley Orgánica de Transparencia y Acceso a la Información Pública – LOTAIP; fomentan la transparencia y democracia, permitiendo el monitoreo ciudadano sobre las decisiones gubernamentales. Son esenciales para generar beneficios sociales, económicos y tecnológicos.
Proteger la integridad de los datos abiertos es esencial para garantizar su precisión y confiabilidad. La manipulación de datos puede generar desinformación, como cuando se usan datos falsificados sobre la calidad del aire en ciertas ciudades que llevan a decisiones erróneas en políticas medioambientales, por ejemplo.
Asimismo, la apertura de datos puede parecer una medida simple para promover la transparencia, pero implica numerosos riesgos si no se gestiona adecuadamente. Por ejemplo, la publicación de información sobre infraestructuras críticas puede ser utilizada por ciberdelincuentes para ejecutar ataques. Por ello, es esencial realizar evaluaciones de riesgo antes de liberar conjuntos de datos al público.
La transparencia con protección de datos personales debe ser una prioridad. Los gobiernos, las instituciones y las empresas deben garantizar el acceso a información relevante sin exponer datos sensibles.
Una infraestructura segura permite a ciudadanos, instituciones, empresas y gobiernos usar estos datos sin miedo a manipulaciones o filtraciones, fomentando la innovación y la investigación sin comprometer los derechos ni las libertades individuales.
El correcto manejo de los datos abiertos puede generar innovación en servicios públicos y privados; un ecosistema de datos bien gestionados, mejora la confianza ciudadana en la digitalización y en las instituciones que manejan su información.
Los gobiernos y empresas deben garantizar el acceso a información relevante sin exponer datos personales de los ciudadanos; se debe promover una “transparencia con protección de datos personales”, asegurando que la apertura de datos no implique vigilancia ni riesgos de discriminación.
No todos los datos pueden abrirse sin riesgos. Publicar datos sobre infraestructuras críticas, redes gubernamentales o sistemas financieros puede ser peligroso. Es esencial realizar evaluaciones de riesgo antes de liberar datos al público. La gestión responsable de los datos abiertos implica una serie de medidas:
- Clasificación y evaluación: Identificar qué datos pueden ser abiertos y cuáles requieren protección especial. Es crucial clasificarlos en: datos abiertos, datos sensibles y datos confidenciales.
- Técnicas de anonimización: Aplicar métodos que impidan la reidentificación de individuos.
- Infraestructura segura: Proteger las plataformas de datos con cifrado y controles de acceso.
- Políticas de intercambio: Establecer acuerdos claros para compartir datos entre instituciones.
- Cumplimiento normativo: Adherirse a leyes como la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales, su reglamento y normativa aplicable.
- Monitoreo y respuesta: Implementar sistemas para detectar y responder a incidentes de seguridad.
Comparte este mensaje, infórmate sobre un uso responsable e innovador de los datos abiertos y promueve prácticas seguras en tu entorno. Juntos, podemos construir un futuro digital donde la innovación, protección de datos personales y ciberseguridad vayan de la mano.