Julio César Trujillo propone convocar a consulta popular para blindar las actuaciones del Consejo de Participación Ciudadana Transitorio y para aprobar cambios institucionales como la supresión de ese Consejo… En marzo se elegirá a sus integrantes permanentes. No sería raro que se intentara un borra y va de nuevo con todo lo que ha decidido el Consejo transitorio, a pesar de que ha actuado dentro del mandato que recibió en la primera consulta popular convocada por el presidente Moreno.
Puede parecer absurda la sugerencia, pero en ese carril del sinsentido debe correr el país con la Constitución de Montecristi. El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social sirvió al modelo hiperpresidencialista que consagró la Carta Política vigente y posibilitó la dictadura encubierta en ropaje democrático del correísmo; fue una de las entidades que más erosionó la democracia.
La participación ciudadana se burocratizó en el molde institucional del Consejo. La forma de elección por votación popular no resuelve el problema estructural. Más aún, lo agrava por la dispersión y confuso panorama de precandidaturas.
¿Se puede llamar participación a la torre de Babel de 201 postulantes que pocos conocen de dónde proceden y a quién representan? ¿Sirven para algo las impugnaciones? Los ciudadanos elegirán a ciegas.
Las funciones previstas para el Consejo pueden ser desempeñadas por la Asamblea Nacional, la Contraloría, la Fiscalía del Estado, las Defensorías, las Superintendencias…
La Legislatura perdió atribuciones al transferirse los procesos de nominación de las autoridades de control al Consejo de Participación. En manos de este Consejo funcional al Gobierno, la década pasada contaría con funcionarios como el contralor Pólit o el fiscal Chiriboga. ¿Alguien confió en los concursos para elegir esas autoridades? ¿En los de Pólit, elegido y reelegido con los mayores puntajes y ahora prófugo de la justicia?
El Consejo transitorio presidido por el doctor Trujillo ha cumplido de la mejor forma que podía hacerlo el encargo ciudadano. Su papel ha sido de carácter excepcional, propio de la situación de transición hacia un Estado democrático, que fue alterado de forma radical por el autoritarismo y la arbitrariedad del liderazgo de Correa. Los integrantes transitorios cuentan con el apoyo y aplauso ciudadano.
Sin embargo se requiere una enmienda radical: el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social generó solo un espejismo de participación, jugó un triste papel, de graves consecuencias en la lucha contra el uso del dinero o el poder público en beneficio privado: con autoridades de control independientes y confiables, no se hubiera desatado la corrupción a lo largo de la década pasada. Bienvenida la propuesta de Julio César Trujillo.