El cabildeo para concretar alianzas electorales se incrementa conforme se acerca el periodo oficial para la inscripción de candidaturas, que arranca el 19 de octubre.
Sobre todo porque ya se conocen las principales opciones presidenciales tanto del oficialismo, como de la oposición.
Centro Democrático, SUMA, Sociedad Patriótica, Adelante Ecuador Adelante, son las principales fuerzas políticas que más han dilatado su decisión. Sus representantes se han enfocado en mantener diálogos con casi todas las principales figuras políticas que quieren estar en Carondelet, desde el 2017.
Pero los temas sobre los cuáles han hablado se han encasillado en la repartición de cuotas. Es decir, el número de candidatos nacionales o provinciales que podrían tener en el siguiente Legislativo.
Los movimientos le apuntan a sostener sus cacicazgos locales, en algunos casos, y a sobrevivir en las siguientes votaciones. Ambos objetivos son legítimos en política, pero hay temas de fondo que deben sostener las alianzas sobre todo por el momento que atraviesa el país.
Cómo se va a enfrentar la crisis económica, por ejemplo. Qué medidas se asumirán para lograr un empleo digno; qué va a pasar con los impuestos y la deuda pública…
Eso resulta más importante que saber quién debe liderar o a quién se debe sacar de la lista de asambleístas nacionales.
A quién le van a dar la posibilidad de llegar al Parlamento Andino o si debe o no ser el vicepresidente de cualquiera de los candidatos a la Presidencia que aún no lo tienen.
Si no hay acuerdos en los temas trascendentales, esas alianzas están condenadas a desvanecerse, como ya está ocurriendo en algunos casos. Cualquier partido o frente que llegue al Gobierno, lo hará con recursos limitados, sin mayoría absoluta en el Legislativo y con un paquete de demandas sociales que serán urgentes de resolver. Por eso ahora es más importante la propuesta, que el candidato.