No tuerzan los ojos, hasta finales de enero es válido desear feliz año y hacer listas de objetivos para los próximos 12 meses –que a estas alturas ya son 11–. Pónganse pilas, que es por su bien.
El primer objetivo es una maravilla, porque les va a mejorar la salud mental y además es facilito: dejen de alimentar a los ‘trolls’. Demanda tres pasos: 1. Meme alarmista, captura de pantalla de supuesto ‘tweet’ o dizque audio verídico aterriza en su dispositivo tecnológico (teléfono, iPad o computadora). 2. Usted puede, o no, abrir el contenido; lo recomendable es no hacerlo. 3. El meme/‘tweet’/audio muere en su teléfono; no será compartido por ningún motivo porque es la única manera de evitar que se esparza como la peste.
No sé si se han dado cuenta de que con la difusión de información falsa o mal intencionada hay alguien que se beneficia, no solo simbólica o políticamente, sino que lucra en dólares contantes y sonantes. Hay ejércitos de ‘trolls’ detrás de estos mecanismos de confusión social. Esos ‘trolls’ tienen esposo/a, hijos, padres, cuentas que pagar y, por obvias razones, deben ganar un sueldo. Pero para ganarlo tienen que probar que su producto es ‘comercializable’, o sea, que hay un público ávido de él. Ahí es donde entran ustedes, que con cada meme/tweet/audio compartido o ‘likeado’ están asegurando la quincena del ‘troll’ y, de paso, la estulticia nacional.
Les pongo un ejemplo del fin de semana que acaba de pasar: alguien me envía un meme que asegura que el señor del ático se ha fugado del país vía Colombia. Yo dudo de la veracidad de la información, porque no la he visto en ningún medio profesional; la persona insiste: “Es confirmado, se lo mandaron a la Menganita de parte de un amigo del colegio Talycual”. Vuelvo a dudar, pero vuelve a insistir: “Dicen que ayer (o sea el sábado) no se presentó en Ibarra y les dejó plantados a los seguidores”. Me quedo callada, busco en Internet el periódico El Norte, de Ibarra, y no hay ninguna novedad al respecto. Luego consulto con alguien que vive allí y me confirma que hubo campaña por el No y que el señor del ático ahí estuvo vociferando con todas las fuerzas de las que es capaz.
No es tan difícil dejar de dar de comer a los ‘trolls’ y empezar a desactivar estos espacios que solo se traducen en confusión para beneficio de unos pocos que transforman ese caos en dólares. Solo hay que dejar de lado la pereza de entrar a un periódico o cadena de noticias profesional para ver si lo que andan diciendo es cierto. Casi nunca lo es, y si lo asumen así se ahorran tiempo y papelones.
Antes de despedirme deseándoles un 2018 potable, les cuento cuál creo que debería ser el otro objetivo para este año: no arruinar la vida de los 16 millones de ecuatorianos restantes con un voto iluso y/o vindicativo este 4 de febrero. Qué culpa tiene el resto de su síndrome de Estocolmo (perdón, de Bruselas).
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