Las señales que envía el Gobierno en materia económica apuntan hacia una apertura comercial, transparencia fiscal, exoneraciones tributarias a la empresa privada, reducción del gasto público y atracción de la inversión extranjera. El nuevo frente económico habla el mismo idioma luego de un año, aunque eso no significa que todos estén alineados en el Régimen. Las nuevas autoridades han enviado a la Asamblea un proyecto de reformas legales con las líneas gruesas del rumbo económico del país, pero falta el plan económico, anunciado para este mes.
Todo lo anterior, sin embargo, es el mínimo necesario. La tarea compleja será materializar los anuncios, conseguir acuerdos mínimos para mantener la política económica y, sobre todo, plantearse metas reales para evitar falsos optimismos.
Una de las metas claves en economía es el crecimiento del PIB, que muestra la evolución de la producción y, por ende, de las fuentes de empleo. Las proyecciones para este año apuntan a un crecimiento del PIB entre 2 y 2,5%, según el Fondo Monetario y la CEPAL, respectivamente.
El Banco Central debía publicar el mes pasado su proyección, pero la postergó hasta saber cómo queda la ley económica que se tramita en la Asamblea. Su proyección anterior es del 2% de crecimiento.
La titular de la Cartera de Industrias, sin embargo, dijo el viernes pasado que de aprobarse el proyecto de Ley, la economía crecería 4,2%. No se conocen los supuestos de esas proyecciones, pero eso demandaría una inyección de al menos USD 2000 millones de inversión privada. Los empresarios ofrecen invertir unos UDD 4137 millones en dos años, lo cual dejaría unos 1000 millones para lo que resta del 2018.
Ese monto es insuficiente para lograr un repunte económico como lo prevé Industrias. Y, sobre todo, hay que considerar que el Gobierno se ha propuesto eliminar el déficit fiscal primario en tres años, lo cual implicará bajar el gasto público, que ha sido el motor de la economía en los últimos años.