De tiempo atrás venía rumoreándose la compra por parte del grupo centroamericano Promérica del paquete de control del Produbanco, pero las partes interesadas no revelaban información por existir un compromiso de confidencialidad.
El propósito, no la adquisición, ya es oficial al haberse tomado el primer paso para conseguir la autorización de los entes de control: el de la Superintendencia de Poder de Mercado.
No debe haber impedimento a la fusión desde esta perspectiva, puesto que el banco fusionado sólo tendría aproximadamente la mitad del tamaño del Pichincha.
Para Promérica tiene sentido comprar Produbanco. Si bien el experimento de mercado común centroamericano fracasó, las empresas centroamericanas se expanden en su subregión para crecer, algo indispensable por el pequeño tamaño de sus respectivas economías. En aviación, las aerolíneas nacionales se fusionaron y dieron origen a Copa y Taca, ahora con presencia en toda Latinoamérica.
Últimamente empresas centroamericanas han invertido en nuestro país. Ven en Ecuador un mercado algo más grande que la de cualquier país individual de Centroamérica, pero no tanto más grande, a diferencia de México, Colombia y Venezuela, los países más cercanos. La economía ecuatoriana es aproximadamente del tamaño de la combinación de Guatemala y El Salvador.
La incertidumbre y falta de seguridad jurídica que puede ahuyentar a las empresas niponas o europeas no asusta a las centroamericanas, que están familiarizadas con esta situación. Están en Nicaragua.
El grupo Promérica lo componen bancos en siete de las ocho economías hispanoparlantes más grandes de Centroamérica y el Caribe: no está en Cuba.
Para los grandes accionistas de Produbanco, también es atractiva la operación. Los cambios legales introducidos por la administración Correa les impide tener negocios distintos al financiero: ni siquiera pueden invertir en seguros. Se estableció un régimen tributario punitivo para la banca.
El sábado, el Presidente anunció un cambio integral a las leyes que regulan la banca porque las actuales “benefician al capital financiero”. El ministro Rivera explica que “se piensa en incluir normas sancionadoras rigurosas… Debemos ver dónde está poniendo el crédito” una institución financiera (elcomercio.com del domingo).
Bajo estas circunstancias, las residentes en el país cuyo capital está íntegramente invertido en un banco nacional, viven con una espada de Damocles sobre su cabeza. Corren el peligro de perderlo todo.
Que a parientes y relacionados se los presuma testaferros y se les prive de sus negocios.
Salirse de un banco e invertir el producto de la venta de sus acciones en otro negocio de menor perfil, es un alivio.
Habrá inversionistas en otros bancos que miren con envidia a los de Produbanco.