La vida es un escenario permanente de opuestos: los triunfos y las derrotas, las alegrías y las tristezas, lo moral y lo inmoral, lo ético y lo antiético, lo bueno y lo malo. Los individuos y los colectivos se alinean en uno u otro extremo. Los que cultivan conductas correctas son respetados por la gran mayoría de ciudadanos honestos y los que prefieren mantener procederes incorrectos se agrupan en conjuntos respaldados por gente inculta, inocente, o involucrada en actos inmorales.
Está vivo el recuerdo de todos los perjuicios que causó el gobierno de la década perdida cuando, sin disimulo alguno, preparó el caldo de cultivo para que broten la delincuencia, el crimen organizado y la narco política, al expulsar a la base de Manta, al abrir las fronteras y permitir el ingreso de todo tipo de extranjeros al país, mediante la ridícula y vil “ciudadanía universal”, sin revisar sus antecedentes, lo que permitió la entrada de cientos de delincuentes provenientes de distintas latitudes, muchos de los cuales se han organizado en bandas criminales y en cárteles de la droga internacionales y nacionales. Irreparable daño se ocasionó a la niñez y a la juventud con el establecimiento de tablas de consumo permitido de drogas. Se destruyó la disciplina militar y policial al soliviantar a la tropa en contra de los oficiales. Se desarmaron las secretarías de investigación y seguridad, se redactó una constitución que creó leyes que protegen a los violadores de la ley, se conculcaron las libertades de prensa y de opinión.
Son incontables y conocidos los actos de corrupción mediante los cuales se volvieron potentados un gran número de miembros del gobierno mencionado, muchos de los cuales están prófugos o encarcelados.
Se acerca el día de las elecciones y la candidata, representante de La Revolución Ciudadana, realiza una campaña millonaria con fondos obtenidos, en su mayor parte, de la gestión delincuencial del malévolo gobierno de la que ella fue parte. Aceptó que reconocería al dictador, usurpador del poder, en Venezuela, pese a conocer, como todo el mundo, que Nicolás Maduro perdió ampliamente en el proceso electoral y que el legítimo vencedor fue Edmundo González. Maduro es la cabeza de un gobierno dictatorial que ha apresado a muchos opositores, ha desaparecido a otros y ha empobrecido a ese país, poseedor de la mayor reserva de petróleo de América y ha dado lugar a la fuga de más de 7 millones de venezolanos que han huido, en búsqueda de mejores condiciones de vida, a otros países de este continente y de todo el planeta. Este dictador se mantiene en el poder 11 años (luego de la muerte de su antecesor Hugo Chávez que se estuvo 14 años) y desea perpetuarse, como lo hicieron en Cuba y en Nicaragua ¿Aspira la candidata imitar a esos dictadores?
El Ecuador tiene una muy reducida inversión extranjera, a diferencia de sus vecinos Colombia y Perú, por efecto de la desconfianza internacional, sembrada en el gobierno dañino al que nos hemos referido y, es tan alta la incredulidad, que mientras el gobierno actual realizaba reajustes económicos, el riesgo país bajó ostensiblemente, pero cuando se constató una votación alta de la candidata en mención, el riesgo país subió aceleradamente y se mantiene en cifras altas que aumentarían tremendamente en el hipotético caso, no consentido, de que ella fuera la ganadora, con la consecuente merma de la inversión internacional, que es tan necesaria para poder vencer a la crisis económica heredada.
Nuestro suelo patrio es poseedor de una naturaleza prolífica, con petróleo y valiosa minería, que no pueden ser aprovechados legalmente, por la existencia trabas absurdas, a diferencia de otros países que se han enriquecido al hacerlo. Llama la atención que la candidata, desesperada por obtener votos, haya firmado un pacto con Pachacutik, mediante el cual se obliga a aceptar obligaciones futuras absurdas y perjudiciales para el país, como son: mantener la total inactividad petrolera y minera, condonar indiscriminadamente deudas, bajar el IVA, derogar algunos decretos emitidos por el presidente Noboa en relación con la recuperación económica. Si la caja fiscal está desfinanciada y la gestión gubernamental necesita dinero, ¿Cómo lo va a obtener la Sra. Candidata, si se ha comprometido a bloquear todas las fuentes productivas?
El presidente Noboa ha gobernado un año y un poco más, ha conseguido respaldo extranjero, ha corregido la tragedia económica que estaba a punto de ahogarnos. Su gestión no se ha visto empañada por actos de corrupción. Él gobernará democráticamente únicamente cuatro años. Con su liderazgo bajará el riesgo país y se incrementará la inversión internacional. Varias naciones le han ofrecido apoyo para combatir a la delincuencia, al crimen organizado y a la narcopolítica.
Si vivimos la concatenación de opuestos, podemos concluir cuál es el progreso y cuál la hecatombe. Votemos por el progreso.