La compleja realidad económica y social, con un país dividido y polarizado, obliga a la nueva administración a asumir el desafío no solo de tender la mano, como se ha anunciado, sino de aunar esfuerzos pragmáticos para emprender un proceso en busca de acuerdos y coincidencias y reconocer la diversidad de criterios, propios de una democracia.
El intento de unificar al país en un solo pensamiento ha dado como resultado la polarización y la confrontación negativas durante la última década, sin resultados positivos que deberían buscarse para solucionar problemas mayores como la generación de fuentes de empleo, el impulso al mejoramiento de la producción, el emprendimiento y la recuperación de confianza y certidumbre en las diversas actividades de una sociedad en desarrollo.
La Constitución reconoce el derecho de partidos y movimientos a la oposición en todos los niveles de gobierno (art. 111) y la Ley Orgánica Electoral, Código de la Democracia, establece una sección (art. 391 al 393) que obliga a rondas de diálogo a nivel legislativo e incluso del Ejecutivo, que deberá convocar para analizar la situación general del país. Por ello resulta un desgaste innecesario el mantener un esquema de enfrentamiento en el cual aparentemente ganan unos pero al final pierde el país.
La campaña electoral quedó atrás y el país requiere en primera instancia conocer toda la realidad sobre la situación económica y cómo quedan las cuentas en los diferentes campos, incluso para bien de la nueva administración a fin de que tome las medidas adecuadas, acertadas, oportunas y necesarias. No se puede dar receta ni remedios si primero no se conoce toda la realidad y no se acierta en el diagnóstico. Lo otro sería un palo de ciego o seguir pateando la pelota hacia adelante hasta que la situación interna se complique y no resista más, con consecuencias mayores.
Los gestos de apertura mutua son necesarios y se tornan fundamentales en momentos de crisis, evidenciados por los indicadores económicos. La tasa de crecimiento de la economía ha ido en deterioro.
La contracción del Producto Interno Bruto en el 2016, según datos oficiales recogidos por ELCOMERCIO, refleja un hecho que no había ocurrido en esta dimensión durante los 17 años de dolarización, lo que llama la atención. Preocupa la caída del sector de la construcción, generador de empleo y uno de los más dinámicos los últimos años.
La disminución de ventas ha sido dramática, según la Federación de Cámaras de la Construcción, a pesar de que existan líneas de crédito en el sector financiero. Otro de los desafíos es el compromiso internacional de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La agenda de transformación productiva. La agenda educativa ciudadana para el debate, planteada por el Contrato Social por la Educación, entre otros.
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