El pulso nacional por la Selección y su nueva victoria -que muchos celebramos- no puede desviarnos de los temas fundamentales y, además, de coyuntura: la economía y la política.
Pese a la dispersión que propició el fútbol, la movilización popular del miércoles y la réplica del movimiento oficial dejan sus mensajes distintos.
Con una voz firme y considerable número de gente en las calles, los sectores sociales, indígenas, sindicatos críticos con el poder y de servidores públicos pusieron su punto clave en las manifestaciones.
El movimiento de Gobierno se empecina en mostrarse organizado con unas réplicas a las que tiene derecho pero en las que bien haría en planificar en días distintos a las marchas sociales, para evitar eventuales confrontaciones pendientes de un hilo.
Es que no se quiere perder ni un milímetro ni ocasión en ocupar la plaza pública -la grande, preferiblemente, símbolo del poder- como si fuese el último reducto a defender como bastión, cuando ya no existe hegemonía y surgen disidencias diversas en todo el espectro político.
Pero el calendario de este ‘año difícil’ -admonición del Jefe de Estado-, ya se antoja corto entre el tiempo para tratar las enmiendas y el tratamiento de la Pro forma presupuestaria para el ejercicio fiscal 2016, justamente en tiempos de contracción.
Serán temas que acompañen a los ecuatorianos y entre ellos a los quiteños, alentados por una reactivación de las fiestas de fundación española de la ciudad y un calendario de Navidad y Fin de Año, que siempre ha dejado cortito al mes de diciembre .
El tratamiento de las enmiendas, más allá de la imposición de sus tesis, especialmente aquella de la reelección indefinida -cuestión de ‘honor’- será el argumento central de la acción política de Alianza País (AP). Más allá de elegir el símbolo geográfico de Montecristi para dar un baño de ‘legitimidad’ a los cambios constitucionales, es un tema central con muchos matices.
El Gobierno sabe que para mantener unido al movimiento AP, la reelección es una causa aglutinante. De lo contrario, se propiciará la dispersión de sus huestes en pro de otros caminos políticos, si es que el líder no es candidato a la Presidencia.
Por ahora se sueltan bulos o ensayos viables sobre nombres alternativos como los de Lenin Moreno -también en la mira de la tendencia de izquierda anticorreísta- o el vicepresidente Jorge Glas.
Pero en el corazón de todo estará como telón de fondo un país en el cual el modelo, sustentado en el alto precio del petróleo desnudó sus flaquezas. Crecimiento abultado del Presupuesto desde 2007. Muchos ministerios y muchísimos asesores. Obras públicas grandes, empréstitos onerosos, especialmente concentrados con la China.
Falta de celeridad para abrirse a acuerdos comerciales y diversificar las fuentes de exportación y ahora este aterrizaje forzoso, que vuelve pragmático al Régimen, le aleja en la práctica de los discursos revolucionarios y le condiciona su acción clientelar.