Los impactos del petróleo en la vida nacional son múltiples. Nuestras exportaciones más significativas, la incidencia en la dinámica económica, la inversión estatal y extranjera y el impacto ambiental son factores entrelazados.
La balanza comercial es deficitaria. Sin embargo el sector hidrocarburífero experimenta un superávit en los ocho primeros meses , un 37,4% más que igual período de 2009.
El problema mayor está en la importación de derivados cuyo consumo subió. El Ecuador tiene todas las posibilidades para liberarse de ese yugo. Es cuestión de potenciar la energía hidroeléctrica y explorar las grandes fuentes de energías alternativas (geotérmica, eólica, etanol, por ejemplo). Otros países podrían contribuir con soporte tecnológico e inversión para desarrollar una tesis coherente con la proclama ambientalista de dejar el crudo bajo tierra en el Parque Yasuní (ITT). Es la forma de bajar el consumo de combustibles fósiles y luchar contra el calentamiento global.
Los ingresos petroleros se han mantenido fluidos por el precio internacional del crudo. Pero la extracción ha bajado considerablemente en atención a los retrasos operativos de Río Napo, la falta de generación eléctrica en los campos estatales a fines de 2009, lo que impactó en la curva de producción, la caducidad del contrato con Perenco y una lenta renegociación con empresas privadas extranjeras.
Tanto preocupa el tema a nivel oficial que el 5 de octubre se convocó a un taller petrolero en el propio Palacio de Carondelet. Ecuador y su economía dependen del petróleo, hay que saber extraerlo con buenas ganancias, garantizar condiciones para la inversión extranjera y trabajar a fondo en las nuevas energías.