Luego de la crisis que sobrevino a la Real Audiencia de Quito, la segunda mitad del siglo XVIII fue de agitación social, intelectual y cultural. Se gestó un movimiento de reivindicación de lo americano y lo quiteño, que expresaba el nacimiento de una conciencia incipiente en las élites criollas, que desde finales del siglo presionaron por llegar al poder político y desarrollaron tendencias autonomistas.
En ese clima social y político surgió Primicias de la Cultura de Quito, el primer periódico de nuestra historia, publicado el 5 de enero de 1792 por Eugenio de Santa Cruz y Espejo, promotor de la “Sociedad Patriótica de Amigos del País”. De este modo, Quito se unió, un poco tarde, al reducido grupo de capitales americanas que tuvieron periódico en tiempos coloniales. Lo hizo cuando ya en Europa, especialmente en Inglaterra, la prensa periódica estaba ya firmemente asentada.
Primicias se imprimió en Quito por el tipógrafo Salazar. Tenía un formato pequeño de “un cuarto”, con un promedio de dieciséis páginas. Anunció que aparecería cada quince días. El periódico, obviamente, no estaba destinado a divulgar noticias, que podían conocerse de un día para otro, sino a publicar textos de opinión, destinados a fomentar los intereses locales y a promover tesis. Contenía ensayos sobre cuestiones filosóficas, políticas, literarias y de promoción económica; discursos, cartas e inclusive unos pocos anuncios. Apenas llegó al número 7, pero abrió una nueva etapa de la comunicación y la cultura.
Fue en la coyuntura de la Independencia que surgió el segundo periódico del país y el primero de Guayaquil. Luego del pronunciamiento del 9 de octubre de 1820, los dirigentes del puerto dispusieron la compra de una imprenta. En ella, que era operada por Manuel Ignacio Murillo se imprimió El Patriota de Guayaquil, cuyo primer número, junto con su Prospecto, circuló el 21 de abril de 1821. Aparecía cada semana. Tenía un formato similar al “cuarto”, con cuatro páginas impresas a dos columnas. Era más bien pequeño y por ello publicaba artículos y notas de menor extensión, destinados a informar de las actividades y documentos oficiales, debatir temas de actualidad, dar noticias de otros lugares y del exterior o detalles e informaciones locales que ya se conocían por otros medios.
El Patriota de Guayaquil se editó regularmente desde 1821 hasta 1827, en que cambió su nombre por El Colombiano del Guayas y duró menos de un año. En 1829 reapareció con su nombre original y se publicaron unos pocos números. El periódico se vio envuelto en conflictos políticos. Aunque en sus columnas se publicó el primer reglamento oficial que regulaba los abusos de la libertad de imprenta, publicó a veces artículos ofensivos y no veraces. Inauguró, de este modo, una larga tradición en nuestra historia.