El viernes 30 de marzo del 2012, a las 14:30, los vecinos de Tababela oyeron y vieron con expectación a un pequeño avión que se aproximaba y aterrizaba por primera vez en el más moderno aeropuerto del país, suceso que marca un hito en la historia de ese campo de aviación y de la aeronáutica ecuatoriana.
Un bimotor laboratorio, Beechcraft, de la Dirección Nacional de Aviación Civil, pilotado por el experimentado capitán Carlos Romero Witt, verificaba las condiciones de la pista de 4 120 metros, la más larga de Sudamérica, y el funcionamiento de los sofisticados sistemas electrónicos, que permiten la operación segura de todo tipo de avión en ese aeropuerto cuyo nombre suscitó una polémica característica de nuestro medio.
El Cabildo Metropolitano decidió ponerle otro nombre, en vez de Mariscal Sucre, que ostenta desde hace más de medio siglo el viejo campo de aviación ubicado al norte de Quito, y el Alcalde convocó a la ciudadanía para que decida entre las alternativas Mitad del Mundo y los nombres de tres personajes de nuestra historia, valiosos pero que no tienen la dimensión y valía del Mariscal de Pichincha, Ayacucho, etc. Entonces surgió la pregunta, ¿por qué, si se decidió cambiar el nombre, no se incluyó en la consulta los nombres de Rumiñahui, Atahualpa, Benalcázar, Alfaro y otros personajes relevantes?
Seis ex alcaldes de Quito enviaron una carta al actual Burgomaestre, en la cual, con argumentos históricos, le sugerían que se mantenga el nombre de Sucre en el aeropuerto de Tababela, y el presidente Correa, en la última cadena sabatina, formuló un pedido en igual sentido, pedido que, como es de suponer, es más que eso, a tal punto que mientras el alcalde Barrera respondió que respetará el resultado de dicha consulta, que fue ampliamente favorable a la opción Mitad del Mundo, el Cabildo virtualmente lo desautorizó y decidió hacer una “segunda vuelta”, para que se decida entre Mitad del Mundo y Mariscal Sucre.
Mientras la ciudadanía decide tal cosa, que corresponde al Cabildo, también se cumplió con éxito la prueba de iluminación eléctrica y se dio a conocer que solo faltan pequeños detalles en esa monumental obra, cuya construcción se inició el año 2002, durante la administración del alcalde Paco Moncayo, y debía ser inaugurada el 2010, pero que, luego de una renegociación y de una serie de avatares, al fin será puesta en servicio el 12 de octubre del presente año.
Lo preocupante es, cómo se ha criticado en forma reiterada, el retraso en la construcción de las vías de acceso. Ahora, más que los lavatorios de manos y mutuas acusaciones sobre la culpa de esa negligencia, corresponde que se recupere algo del tiempo absurdamente perdido y se acelere la ejecución de las obras viales pendientes.