Prevención y educación, otro cuento

Prevención y educación ambiental sostenidas son otras dos deudas pendientes, más allá de la actual emergencia por los incendios. Se ha destinado más recursos, se ha dotado de equipos, se ha logrado avances pero solo se apagan los problemas y en este caso se sofocan estos hechos criminales contra la Naturaleza y el medio ambiente. Luego vendrá seguramente el invierno y las inundaciones y a esperar el próximo verano para volver hablar lo mismo.

Más allá de los enormes recursos que se ha puesto en los últimos casi seis años, los resultados son iguales o peores en algunos campos. El sector fundamental para el desarrollo de una sociedad constituye el cambio educativo, cultural y en primera línea la etapa de formación ciudadana, sin lo cual no se podrá avanzar. Eso hicieron países europeos y asiáticos y allí están los resultados positivos.

Por ello resulta politiquero y electoralista reivindicar solo cambios en el mejoramiento físico y de obras de infraestructura, que son muy importantes, necesarias y hemos destacado, pero no es todo. La transformación involucra a todos los ciudadanos. Vivimos un país reactivo en lugar de pro activo. Aquí se reacciona y no se acciona para concienciar, prevenir, educar y evitar los hechos lamentables posteriores. Precisamente, las cadenas nacionales y las hojas volantes debieran servir para prevención y educación ambiental sostenidas, con información útil para la comunidad.

El sistema educativo tiene una gran responsabilidad, aunque se parte de los hogares para concienciar primero y luego cambiar los esquemas de enseñanza. Siempre se reivindica la necesidad de normas legales pero ni siquiera aplican las vigentes. El caso de la Ley de Transporte Terrestre que en el 2008 se puso que se incorporará en los planes de educación pero no se cumple a cabalidad, más allá de las tareas al final del colegio.

En Quito sancionan por los incendios como contraventores, con seis días de prisión y un salario básico de multa. Sin embargo, existen penas severas en el Código Penal, desde el art. 388. Penosamente, no hay conciencia ciudadana. Hay negligencia como ocurre con aquellos irresponsables que fuman y botan la colilla en las vías o los bosques.

El ciudadano Mauricio Merino envió una carta y tiene razón en sus fundamentos. Falta evaluar las causas, la pérdida de los valores y la falta de formación de personas antes que solo enseñar materias. Esto nace en la familia pero tiene que complementarse en el centro educativo. En casi dos décadas el modelo educativo va dirigido a desarrollar las competencias cognitivas en desmedro del desarrollo de las competencias, la lucha constante entre el conocimiento y la actitud. Esto explica su aseveración de que muy pocos colegios, escuelas y universidades hacen un esfuerzo para preocuparse de estos temas.

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