Presidente, tome valeriana

El Presidente Correa, el sábado 18 de marzo del 2011, al cuestionar la investigación de la Defensoría del Pueblo sobre las salas infantiles y de neonatos de los hospitales públicos expresó: “' por cada hospital en donde tenemos problemas, tenemos tres que marchan de maravilla”.

O sea, la versión de Correa es de aprobación del 75% de los centros médicos del Estado, porque el 25% tendría problemas. Aun así, la situación sería preocupante; la cuarta parte de la infraestructura hospitalaria no califica.

Los datos de la Defensoría del Pueblo son muy diferentes. Los colapsos de higiene y las patologías bacterianas aparecen en la mayoría de los centros médicos. Sus consecuencias: agravamiento, contagio y muerte. Pero aún si fuese la cuarta parte de los centros de salud pública, ¿por qué se miente en las campañas, que deben haber costado cientos de miles de dólares, con la frase “la salud ya es de todos” y otras similares, montando escenarios que nada tienen que hacer con los ambientes hospitalarios públicos?

El Gobierno publicita que está contratando comprar servicios en centros médicos privados -y con la Junta de Beneficencia de Guayaquil- por 464 camas para atenciones quirúrgicas, que se sumarían a los cientos de camas que el IESS paga en tales centros. Bien por los pacientes -y sus familiares- mientras haya auditoría calificada de tales atenciones, pero esa decisión demuestra que el incremento del gasto público en salud, en más de cuatro años del actual gobernante, no alcanzó la eficiencia que debía alcanzarse.

Los sobreprecios en infraestructura, equipamientos y medicamentos, que superan en corrupción a las prácticas en anteriores gobiernos, más la masiva publicidad mentirosa, precipitaron la crisis de la salud en el Ecuador.

¿Cuánto va a introducirse de correctivos en la salud, a más de comprar servicios en los centros médicos privados? Ojalá que al Ministro de Salud no lo arrastre la politización de la campaña del referéndum y la consulta del 7 de mayo.

La descalificación de los responsables de las unidades médicas -y aun su separación- que está ocurriendo, es no tanto por haber faltado a sus responsabilidades, sino por haber hecho públicas las demandas formuladas al Ministerio de Salud, que no fueron atendidas.

La violencia del Presidente contra la Defensoría es por haber entregado a la prensa en marzo del 2011, las fotos de los niños en cajas de cartón que en el pediátrico de Santo Domingo hacían de “termo cunas”, enviadas en enero al Ministerio de Salud.

¿Qué quiere el Presidente? ¿Que la Defensoría del Pueblo se sume a la Fiscalía y a la Asamblea en aquello de aparentar ser ciega y sorda y luego enmudecer en lo que pueda irritar al gobernante?

Serénese, Presidente. Tome infusión o té de valeriana, antes de sus sabatinas.

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