Los lectores recordarán los cientos de espacios en la TV, contratados por el gobierno de Correa, sobre los supuestos grandes ahorros en las contrataciones y compras públicas.
El propio Correa varios sábados ha incidido en el tema de tales ahorros. ¿Cómo calculan los supuestos ahorros los del entorno de Correa?
Toman los precios referenciales que fijan las entidades de Gobierno -realmente hiperinflados- y los comparan con los precios que contratan y pagan las mismas entidades, algo por debajo de los grotescos sobreprecios, pero muy por encima de los precios del mercado. Correa recibe la información, se emociona y proclama los supuestos ahorros, porque “se han tumbado los precios”.
Presidente: le están robando al Ecuador y le inducen a usted que proclame la falsedad de los inexistentes ahorros.
Hay una publicidad deshonesta, por la práctica repetida del actual Gobierno de fijar precios referenciales hiperinflados, dos veces y más por encima de los precios del mercado, para los productos a comprar y las obras o servicios a contratar. Para eliminar a posibles ofertas serias, se asumen rigideces de calificación de los oferentes, respecto a los que quieren excluir, y se ajustan invitaciones y pliegos a favor de otros oferentes. En subasta inversa o en otra modalidad pre-contractual aparecen los ungidos con ofertas algo por debajo de los precios referenciales que han sido previamente hiperinflados para la pillería, y si muy por encima de los precios de mercado, por lo que los precios finales están suprainflados.
El problema se ha evidenciado en las impresiones para el Censo de Población y Vivienda previsto para noviembre del 2010, en el INEC. Trabajos de imprenta que no debían costar más de USD 2.5 millones, se invitaron a ofertar con el precio base de USD 7.3 millones, casi tres veces el costo real. Las empresas Mariscal y Senefelder, de fuerte presencia en el mercado, informa la prensa que fueron descalificadas. ¡Oh prodigio!, se adjudicó a un ofertante en USD 6.5 millones. El “ahorro” en relación al precio referencial era de USD 800 000 -así se publicitaría-. El sobreprecio real era de USD 4 millones. Por la denuncia de medios se ha anulado el proceso y ¿qué sanción habrá para los responsables?
En el caso de compras de medicamentos por el IESS el año 2009, se multiplicaron casos similares. Denunciados los ilícitos antes que se firmen los contratos, la justificación fue que se habían cometido “errores de tipeo”. ¡Qué pillines!, decenas de documentos, invitaciones, ofertas y adjudicaciones con “errores de tipeo”. Ni los ingenuos lo creen.
Presidente: ¿va a seguir repitiendo cifras mentirosas de ahorro? o lo que deberíamos esperar, ¿va a ordenar exhaustivas auditorías para que desaparezcan los precios referenciales hiperinflados?