Los problemas de la seguridad social no se limitan a la polémica resolución 464, que reglamentaba el régimen de afiliación obligatoria a personas sin relación de dependencia, aunque se sostenía en el discurso que era voluntaria (?). Si bien esta resolución cuestionada fue reformada y reemplazada por la 467, el problema es de fondo y se relaciona con el futuro de la seguridad social. Además, cualquier aumento o aprobación de nuevas cargas impositivas deben tener sustento legal y financiamiento.
Los problemas de la seguridad social tienen que ser procesados con una visión del mediano y largo plazos y deben preocuparse no solo los afiliados y jubilados sino también los jóvenes y la actual generación para proyectar su futuro. Está bien que disfruten de la música y el esparcimiento pero también deben ponerse a pensar en lo que les deparará si no se producen cambios en el modelo de la seguridad social. Está en juego su futuro. ¿Qué expectativa tienen y por qué no hacen un análisis de lo que les debe entregar o cuando lleguen a la edad de jubilación qué les espera? ¿Hacen escenarios del mañana si no se toman los correctivos hoy? ¿Qué dicen de sus representantes todos los sectores de los empleadores y los afiliados y jubilados? Existe una ley, que rige desde noviembre del 2001, con algunos parches y varias disposiciones suspendidas por el anterior Tribunal Constitucional. Sobre este tema no hay duda que se requiere una nueva ley, que en algún momento se habló, pero han transcurrido más de 7 años de administración en el país y sigue postergado. Se evidencian algunos avances, de manera especial en el sector salud y de prestaciones, pero han sido incompletos, inconclusos y queda mucho por hacerse.
Una de las exigencias es que haya una seguridad social políticamente responsable, económicamente sustentable y socialmente solidaria y si eso no se plasma no puede haber una auténtica sociedad democrática. Otra se relaciona con la necesidad de contar con estudios serios y actualizados, de manera especial sobre el creciente déficit actuarial. Sin estos balances al día cómo se puede proyectar y qué puede esperarse del actual seguro social ecuatoriano, más allá de la buena voluntad. El problema pasa por acciones y decisiones y no solo alocuciones.
Además, la Constitución establece que los fondos y reservas del seguro universal obligatorio serán propios y distintos de los del Fisco y ordena que los recursos del Estado destinados a este sector constarán cada año en el Presupuesto del Estado y serán transferidos en forma oportuna.
Es hora que todos los sectores, no solo trabajadores, empleadores y autoridades, le pongan especial atención no solo al IESS sino a la creación del sistema de la seguridad social, que va mucho más allá de una sola institución. El no hacerlo puede poner en riesgo la actual caduca estructura, con potenciales graves consecuencias.