Preámbulo

Aprovechando la distracción que presentan las festividades navideñas y de año nuevo, se han producido eventos que en otras circunstancias habrían causado más de un remezón, pero que en los momentos actuales no han merecido la atención sino del país político, sin que se interesen las grandes mayorías. Sin embargo los acontecimientos ponen en escena lo que será la tónica del presente año, marcado por lo electoral, en el que las actuales autoridades no desean perder un milímetro del poder. La sospechosa rapidez con que han atendido un pedido de la defensa del ex vicepresidente Dahik, imputado por mal uso de fondos reservados, en la que se han sustituido las medidas cautelares que sobre él pesaban permitiéndole su retorno al país, deja entrever que todo lo referente a este caso se decidirá por lo que imponga la política y no por el contenido de los autos del proceso. El beneficiario de este retorno es el gobierno, de allí que se lo señale como artífice. Ni bien el señor Dahik pisó suelo ecuatoriano reaparecieron las viejas rencillas entre los que ahora asomaban unidos enfrentando al régimen actual. Sin duda la presencia de tan polémico personaje incidirá al armar un frente político cohesionado que pretenda participar con éxito en la próxima contienda electoral. De todos es conocido a quién beneficia la fracturación de fuerzas.

El otro evento ha sido el veto a la reforma electoral. No se ha escatimado en contradecirse sobre lo que se afirmaba hace apenas pocos años, pues al momento de decidir sobre una base jurídica que pueda brindarles la seguridad de obtener más curules en la próxima Asamblea, no ha existido duda alguna y se ha hecho que se lleve el viento sus proclamas anteriores. Difícilmente el movimiento político ahora encaramado en el poder iba a repetir el número de legisladores que obtuvo en la anterior contienda. Si eso se venía venir, simplemente había que cambiar las reglas para asegurarse una cómoda mayoría a futuro.

Por último, el veto también impondría impedimentos a la prensa para que realice reportajes, en tiempos electorales, sobre la gestión de las autoridades. ¿Habría alcanzado el poder el grupo en el gobierno, si a la fecha en que se realizaron las elecciones para elegir a las actuales autoridades hubiese existido una norma como la que se pretende rija en los próximos comicios? Ahora las circunstancias son totalmente distintas. Desde el gobierno se imponen las condiciones, lo que hace muy difícil que la oposición pueda competir con la poderosa maquinaria de propaganda estatal. ¿Será eso democracia?

Apenas se han dado las primeras escaramuzas y ya se pueden observar las características que imperarán en el nuevo proceso. Existe la intención de captar todo el poder posible. Es un modelo apabullante que busca sostenerse en el tiempo lo más que pueda y con la mayor fuerza posible.

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