Me llamo Pedro Juan Gutiérrez y soy de Ciudad de La Habana. Vine a Ecuador porque era la única forma de salir de Cuba. No me quiero quedar en este país, ¿tú sabes? Quiero vivir en un lugar moderno, como EE.UU. o España.
Vine aquí solo porque no piden visa. Vendí mi casa en 15 000 dólares para poder viajar acá con mi mamá. Ella tiene 39 años. Yo tengo 21. Mi papá vive en Miami con mis dos medios hermanos. Se ganaron la lotería (Green Card Lottery) y pudieron irse “pa llá”.
¿En qué trabajo aquí? ¡En nada, señor! Los papeles de refugiado se me acabaron y no puedo trabajar porque no tengo papeles. El abogado que contratamos nos estafó. Mi mamá se iba a casar con un ecuatoriano pero ya no se pudo, porque ahora está difícil. Para hacerme algunos pesos trabajo de mesero en un comedor de mariscos. Pero solamente algunos fines de semana.
Estudié Economía en la universidad, pero economía cubana, tú sabes… También trabajé (en La Habana) en una fábrica de gomas (llantas) pero no me gustó y me salí. En Cuba no se puede progresar, ¿tú sabes? Ni siquiera hay qué comer. Aquí sí hay, pero todo es caro.
Aquí pagamos 150 dólares de arriendo. Vivimos en La Florida (al norte de Quito), como todos los cubanos. No sé por qué vamos allá, fíjate. Supongo que es porque nos gusta estar juntos (risas). También tenemos que pagar 40 dólares mensuales a la embajada (cubana). ¿Qué nos pasa si no pagamos? ¡No nos dejan viajar a Cuba como en un año, señor!
Ahí (en Cuba) todo está controlado desde la aduana. Saben qué haces y no te permiten tener plata. Mi mamá llevó una maleta de mercadería (de Ecuador a Cuba) y en el aeropuerto le quitaron casi todo. ¡Así no se puede, señor!
La gente (cubana) viene engañada (a Ecuador). Les dicen que aquí hay trabajo y dinero pero no hay nada de eso, no señor. Aquí nos ven con mala cara. No queremos hacerles nada malo, ¿tú sabes? Creen que somos como los colombianos. ¡Me río! Yo no quiero quedarme aquí, ¡no señor!
No tengo novia. No me gustan las ecuatorianas. ¡Se las dan de divinas! (risas). En Cuba estuve casado, ¿tú sabes? No duró mucho. Vivíamos con mis suegros, ahí por Jovellanos (una calle de La Habana). Pero había mucha pelea. La mujer cubana es muy celosa, ¿tú sabes? Mejor quiero casarme con una americana. Pero tengo que aprender inglés, ¡qué fastidio! En la escuela aprendí algo. Ahí podías escoger entre ruso o inglés. No, nunca conocí la casa del escritor ese que dices (Ernest Hemingway). A Finca Vigía van sólo turistas.
¿A ti también te gusta la salsa? No me digas. Aquí a la gente le gusta la música cubana. ¡Me río! Con lo taponados (¿tiesos?) que son’ Quiero dar clases de baile. ¡Ayúdame no! ¿Tienes contactos?