Post-postmodernos

Nada es lo que parece. Ni nada parece lo que es. La izquierda parece más bien diestra y la derecha, zurda. Ha de ser la post-postmodernidad, sin duda. Lo privado resulta público y lo público, privado. Los denunciantes, denunciados. Los que ofenden, ofendidos. Los victimarios, víctimas. Las víctimas, verdugos. Los petroleros han sido ecologistas y los ecologistas, irresponsables. Todo ha cambiado de significado en esta era pos-posmoderna. Nada significa lo que significaba antes. Han cambiado hasta los mapas y habrá que cambiar el diccionario.

En el siglo XXI, el socialismo se parece más al capitalismo empedernido. Y el capitalismo empedernido, ha sido el que lleva la batuta de la responsabilidad social.

El buen vivir se parece más al viva la vida. Los intelectuales, sombras tenebrosas. Los artistas, proyectistas. Los actores, bufones de las distintas trincas.

La oposición “da papaya” y suma votos, sí, pero no para ella, sino para el contrincante. La democracia, una larga permanencia de los mismos dirigentes en el poder. Y la libertad sinónimo del silencio. La verdadera tarea de la prensa ha sido la propaganda. Y la propaganda, ha sido información. El debate ha sido gritarse e insultarse los unos a los otros, lejos de argumentos, pero descalificando al otro y haciéndolo añicos. La consulta previa ha sido una negociación de derechos y los derechos se han convertido en favores.

La justicia no ha sido muy justa, si es que llega, porque en algunos lugares ni se sabe lo que es. La participación ciudadana ha sido no participar, ni asociarse, ni arrejuntarse.

El progreso ha sido equivalente a casas de cemento y carrito propio, como anuncia un candidato. Y bonos, como anuncian los demás. En resumen, progreso igual a cemento según todas las ofertas. Pero progreso no parecen ser ni los parques, ni los árboles, ni la conservación, ni la armonía, ni la salud ni educación… el progreso ha sido menos profesores y menos horas de estudio y más posibilidades, eso sí, en estupenda infraestructura. Progreso ha sido cemento y ripio. Menos museos y bibliotecas y más letreros pomposos con anuncios de infraestructura.

Terrorismo ha sido tener camisetas del Che Guevara y escuchar música protesta. Los que tienen bombas, secuestran y atentan contra la vida de las personas tienen otro nombre. Y los otrora contestatarios, o son funcionarios, o, los que no, son descalificados por inmaduros, desatinados o inoportunos.

Nadie sabe donde ubicarse. O mejor no ubicarse. Porque quienes han sido de izquierda ahora son catalogados como derecha reaccionaria. Y quienes han sido la derecha, ahora son llamados de izquierda. La indefinición total. La confusión. Ni blanco ni negro sino todo lo contrario. ¿Qué? ¿En serio? ¡No te creo! ¡Cosas de la post-posmodernidad!

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