¿El populismo en EE.UU.?

anegrete@elcomercio.org

La aparente avalancha de Donald Trump en las primarias republicanas puede significar que se instale un modelo populista en un escenario caracterizado históricamente por el bipartidismo. Sin embargo, para evitar precipitaciones, hay que señalar diferencias estructurales entre las dos realidades.

En los países herederos del imperio español las características comunes han sido: crisis de élites, presencia de un líder o caudillo con gran convocatoria y representante maniqueo de los buenos contra los malos; finalmente, agregar una versión primaria de la lucha de clases como base de la confrontación permanente. Es un buen ejemplo el slogan de “pueblo contra trincas” del CFP en Ecuador. Una versión latinoamericana del “gatopardismo.” Todo debe cambiar, pero permanecer igual.

Sin embargo, comparando las dos realidades, es posible advertir que el sistema estadounidense está blindado de los experimentos populistas -por enloquecidos que sean cada cierto tiempo los republicanos– por cuatro grandes barreras: el Federalismo como formas de estado, el voto indirecto, la no obligatoriedad del sufragio y las elecciones de medio tiempo para la legislatura. En este último capítulo es interesante comparar con el caso ecuatoriano donde las elecciones son simultáneas; con seguridad estaremos registrados en el récord Guinness. Disfrutamos de un legislativo propenso a la pugna de los poderes o, de esta maravilla que es la mayoría legislativa incondicional al Jefe Supremo.

Los recientes resultados nos ocultan un problema complejo en la política de los EE.UU. Es probable que los republicanos aumenten su participación en el Senado y sumen a la mayoría de que disponen en la cámara inferior.

En el gran escenario hay otro problema que puede crecer y alentar confrontaciones. Los demócratas están gastados y cansados; , los republicanos son como la joven derecha en el Ecuador, aunque testarudos más que tenaces. Sin embargo en el haber institucional consta la plena autonomía de la Corte Suprema de Justicia, el respeto a la Constitución de 1787 y las futuras enmiendas que fueron aprobadas por las tres cuartas de los estados y no por 100 asambleístas a la orden del manado superior. Finalmente la tradición de la coincidencia sobre temas neurálgicos de la política mundial. Obviamente un menú no apto para ningún populista.

Barack Obama ,que está en la etapa del “pato rengo”, tiene que asegurar su paso en la historia. Lo de Cuba es difícil de aceptar como la Paz de Brasilia para los ecuatorianos. Son caras facturas pero un paso adelante hacia un final de paz. Empató un partido con Rusia que en época el actor Ronald Regan se había ganado. Las firmes relaciones con el Vaticano son importantes. No ha perdido la gran guerra del Oriente Medio pero no tiene en su haber una batalla triunfal. Sereno está viendo pasar el cadáver del socialismo del siglo XXI.

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