El accidente que el pasado martes provocó la cooperativa Flor del Valle en las afueras de Quito solo dejó una serie de incógnitas y no es para menos, pues murieron 12 pasajeros.
Apenas dos meses antes, otro siniestro causó 20 víctimas en la vía Yaguachi-Jujan. ¿Qué sucede en las carreteras? ¿Por qué 32 fallecidos en solo dos percances? En el caso de la semana pasada, la Agencia Nacional de Tránsito ha dicho que una falla mecánica pudo haber desencadenado la tragedia y anunció que los buses de esa cooperativa pasarán por un nuevo chequeo técnico. La idea es descartar daños en los automotores.
Si una segunda revisión es importante en este caso ¿por qué en abril del 2016, el presidente Rafael Correa firmó el Decreto 975 y redujo de dos a un control técnico anual para el transporte público? En la sabatina del 11/06/2016, el Jefe de Estado defendió la medida y aseguró que la crítica se debe a que los “transportistas no tienen pedigrí”.
Pero la realidad va más allá de esa declaración. Los 30 269 accidentes reportados el año pasado en el país dejaron 1 967 muertos y 21 458 personas lesionadas. Los afectados sufren amputaciones, secuelas psicológicas y gastos económicos. En un informe publicado en noviembre pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que las heridas causadas por accidentes viales son la causa principal de muerte en el grupo poblacional de 15 a 29 años de edad.
Por eso quizá sea necesario tomar como ejemplo las iniciativas internacionales. Chile analiza trimestralmente las unidades. Colombia, Costa Rica o México lo hacen cada seis meses. En Argentina, los controles se ejecutan cada cuatro meses, a partir de los 10 años de vida útil del vehículo de transporte público.
En Ecuador, la ANT anunció en enero que se ajustarán los requisitos para entregar las licencias profesionales y ‘sportman’, pero hasta ahora no se ha conocido más. Los transportistas dicen que son controlados hasta en las terminales. Pero en seis de estas el seguimiento es débil. Falta mucho por hacer.