Sobreprecios por USD 2450 millones se habrían dado en la construcción de cinco proyectos petroleros, según las conclusiones del Informe del PNUD, develado por el presidente Lenin Moreno y hecho público por los medios.
Para los ecuatorianos no es nuevo, más- menos hemos sido víctimas de la corrupción a todo nivel a través del tiempo, sin embargo, es preciso ahondar la mirada en temas de preocupación mundial, cuya omisión constituye otra forma de corrupción y cuya práctica pone en riesgo incluso la propia vida del planeta. Por el contrario su enmienda suscitará seres humanos respetuosos de los recursos ajenos, comprometidos con la conservación del medio ambiente, solidarios y forjadores de un mundo mejor, lo cual garantizaría en el futuro una solución al cáncer de la corrupción que agobia el mundo entero.
Es preciso emprender acciones que configuren un comportamiento adecuado del ser humano y su misión en el universo, redefinir el concepto de desarrollo, priorizar el cuidado de la casa común y apropiarse de los deberes y obligaciones como ciudadanos del mundo. La búsqueda exclusiva del poseer, tendencia creciente de la economía mundial, se convierte en un obstáculo para el crecimiento personal, se opone a la verdadera grandeza de las personas y las naciones, la codicia material es señal de pobreza y subdesarrollo moral. (Encíclica Populorum Progressio del Papa Pablo VI).
Una industrialización per-se no soluciona el problema, todo lo contrario, ahonda los problemas de contaminación, desempleo, inequidad. El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico, el desarrollo debe ser integral, considerando el factor humano por sobre todo.
El cuidado del ambiente es otro de los temas pendientes, la conservación ambiental debe constituir un desafío del presente siglo, no podemos cortar las raíces que sostienen la vida, por sentido común hay que proteger la salud, liberando a la tierra de contaminantes innecesarios, limitar el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo y reciclar.
Laudato Si, la encíclica del Papa Francisco, nos invita a reconocer el funcionamiento de los ecosistemas naturales: Las plantas, dice, sintetizan nutrientes que alimentan a los herbívoros; estos a su vez alimentan a los seres carnívoros, que proporcionan importantes cantidades de residuos orgánicos, los cuales dan lugar a una nueva generación de vegetales, mientras el sistema industrial no considera la capacidad de absorción y reutilización de desechos al final del ciclo de producción y consumo. No es cuestión de leyes o regulaciones, que impongan una conducta forzada, que lo amerita, sino de una toma de conciencia que recupere el sentido de humanidad, de respeto hacia el otro y hacia el planeta y, en el peor de los casos, de supervivencia.