Así titula su artículo Diego Pérez Ordóñez (EL COMERCIO -2013-11-15) en el cual desestima la lucha natural por la vida y la existencia: primer mandamiento de todo organismo, y se va contra el primario instinto de conservación. Ataca al “poder de decisión fuerte”, la popularidad, “la doctrina del confrontamiento”, que el Estado “conozca todo”, la aprobación popular de la democracia aclamativa de las grandes masas (felizmente respaldada por nuestra Constitución garantista); es decir, se va contra la lucha por la vida y sustenta que todo debe ser consenso, cesión y blandenguería.