El Gobierno aún no presenta el plan económico, pero tiene uno en el sector petrolero, que es clave para generar nuevos ingresos fiscales y atraer inversión privada.
El precio del petróleo nacional promedió los USD 60 en el primer semestre del año, unos 18 más de lo presupuestado, lo cual es un alivio para las arcas públicas. En mayo, incluso, la cotización llegó a USD 63,5. Sin embargo, con el aumento de precios también se encareció la importación de gas, diésel y gasolina, subsidiados por el Estado.
En el primer quimestre de este año, ese subsidio representó USD 738 millones, un 72% más que igual período del año pasado, lo que redujo el beneficio para el fisco.
Para capitalizar el aumento de precios en el mercado internacional, el país necesita aumentar la producción petrolera, pues parte del crudo nacional fue comprometido en años anteriores y los ingresos obtenidos ya se gastaron.
Con los datos del primer quimestre del 2018, el Banco Central informó que la producción diaria de crudo promedió 514 000 barriles, un 4% menos respecto a igual período del 2017. La meta de Hidrocarburos es llegar a finales de año a 540 000 barriles, lo cual demandará de nuevas inversiones en los campos más productivos. Petroamazonas concentrará sus recursos en el campo ITT, donde se puede obtener petróleo más rápido y a menor costo.
El Gobierno sabe que eso no es suficiente y faltará más inversión privada. Para eso abrió una ronda petrolera, con el fin de atraer inversión a los campos pequeños. No hubo mayor interés y ahora prepara el terreno para que no vuelva a ocurrir en las próximas rondas.
El viernes pasado, el Presidente de la República firmó un decreto para volver a los contratos de participación, los cuales quedaron sin efecto en la década pasada por cuestiones ideológicas. El Gobierno sabe que el sector petrolero le puede dar resultados fiscales y atraer inversión extranjera, aunque eso signifique profundizar un modelo extractivista.