Una vez más el tiempo del calendario apremia los ajustes en la Pro forma presupuestaria para el ejercicio fiscal del año 2015.
Una vez más también, el precio internacional del crudo -que el Ecuador no controla, no puede hacerlo-, está en el trasfondo de la discusión técnico-política.
Varios expertos han señalado en el tiempo que el sueldo del Ecuador viene del petróleo. Es verdad que la carga fuerte de los ingresos fiscales se ha nutrido de la extracción petrolera, los impuestos que ha generado y los contratos de asociación del Estado con las empresas transnacionales.
Es verdad, también que poco a poco ha ido ganando terreno en la composición porcentual del Presupuesto el aporte de los impuestos que pagan las personas naturales y las empresas con la significativa mejora de los hábitos y los controles fiscales.
También es cierto que han crecido las fuentes de riqueza del país en la diversificación de la producción y la historia de un destino atado al monoproducto se va cambiando del café al cacao, del cacao al banano, del banano al petróleo…
Hoy juegan en la creación de riqueza las flores, el camarón, los productos alimenticios y otras fuentes de producción exportable que sería deseable crezcan en volúmenes de producción con precios competitivos en el mercado y con calidad que las sustente y además, se diversifiquen.
Pero otros datos de la realidad pesan como un factor demoledor. Ecuador obtuvo desde 1972 al 2006 USD 33 000 millones por concepto de las exportaciones petroleras.
Expertos estiman que solamente en estos años del gobierno de Rafael Correa los ingresos por petróleo triplican esa cifra. Es verdad que habría que poner a valor presente los recursos obtenidos en esos 35 años referidos para que la comparación sea válida, pero lo cierto es que el petróleo le ha generado abundancia al Gobierno durante estos ocho años.
De un Presupuesto del 2006 -último año del presidente Alfredo Palacio- de USD 8 500 millones a un Presupuesto del 2014 de USD 36 000 hay una diferencia abismal.
Así creció la economía, la obra pública y el consumo de manera exponencial.
El petróleo subió por varios factores durante años a valores muy superiores a los estimativos oficiales para el Presupuesto.
Las ocupaciones marinas en el Golfo, los bloqueos a Irán, la amenaza de tensiones nucleares, la Primavera Árabe y ese afán innegable por captar y guardar inmensas reservas presionaron al crudo hacia arriba y de eso se benefició nuestra Caja Fiscal.
Pero el mapa va cambiando. Estados Unidos potencia la producción de esquistos con el fracking petrolero y empieza a tener inmensas reservas propias. Hay en juego energías alternativas. Irán ya no pulsea con EE.UU. como antes y la recesión de Europa, según Jorge Pareja Cucalón, pone otra perspectiva al mercado hidrocarburífero.
La baja es evidente. El Presupuesto debe ser real, quizá es tiempo de atenuar el gasto público e imponer austeridad fiscal.
Gonzalo Ruiz Álvarez / gruiz@elcomercio.com