Luego de la etapa bélica de la conquista en la que los pueblos que formaban parte del Imperio de los Incas y se enfrentaron a los invasores españoles con coraje y denuedo, lo que vino después es sorprendente: el sometimiento y aculturación de los nativos que entre otras orfandades carecían de la escritura alfabética, el portento cultural iniciado 4 mil años antes.
Todo se ha hecho y todo se ha dicho para sostener que el Incario contaba con una suerte de escritura que iba más allá de los quipus (auxiliados con pictogramas). Al connotado indigenista peruano, el que tanto amó su pasado prehispánico, Carlos Daniel Valcárcel, debió haberle desvelado aquella orfandad. Con la información que obtuvo de los primeros historiadores mestizos, como Garcilazo de la Vega, y Murúa y Vásquez de Espinoza, escribió una obra concluyente: “Historia de la educación incaica”. Cabía la posibilidad de que aquella escritura hipotética fuera de exclusivo conocimiento de la familia imperial. Valcárcel no hallo mención alguna a tal escritura. La educación incaica cultivaba el ejercicio de la memoria que en ocasiones llegaba a ser portentosa. Cuando los últimos quipucamayocs desaparecieron, el recuerdo del pasado fue desdibujándose con cada generación, y con cada generación el quechua o quichua, fue vencido por el idioma de los conquistadores, hasta el presente. En la última encuesta demográfica nacional, tan solo el 7 por ciento se dicen ser indios. De entre estos los más numerosos e importantes los serranos, muy pocos de los cuales hablaban solamente quichua o eran bilingües. Con un agravante: el desastroso proceso de aculturación les fue llevando a perder la memoria de su identidad (el Dr. Eugenio Espejo fue el primero en apuntar el hecho). He ponderado mi entusiasmo cuando como profesor de la Escuela de Medicina de la UCE eran cada vez más numerosos los estudiantes con apellidos quichuas. A uno de ellos de apellido Inga se me ocurrió preguntarle si sabía lo que significaba “inga”. ¡No sabía!
En momentos en que nos vamos hundiendo con el peso de un desplome económico, todo lo que viene como por añadidura en otros campos de la gestión pública a mí sí me preocupa. ¿A qué viene eso de la Escuela Intercultural Bilingüe (EIB), si ya casi nadie habla quichua, la más importante de las lenguas nativa? Lo que ha sucedido con el quichua, en vías de extinción, tiene miles de antecedentes en el mundo entero. Es la realidad.
El titular de la recién creada Secretaría del Sistema de Educación Intercultural Bilingüe, ¡Habla de un proceso que esta por ser estudiado e implementado! Una alumna de una EIB: ¡“le gustaría tener un profesor de inglés”!; una de las profesoras: ¡“requerimos docentes en inglés y que se nos entregue un centro de cómputo con el respectivo maestro”! En esas nos hallamos…