Hará una década, José Claudio Escribano, periodista del gran diario La Nación de Argentina, nos deleitó con la anécdota. Refería el subdirector del diario porteño que una célebre entrevista de profundidad pedía explicaciones al general Juan Domingo Perón sobre el mapa político de la Argentina.
El líder populista decía que los argentinos se dividían más o menos así: un 30% eran radicales (El Partido Unión Cívica Radical) de tendencia liberal; un 30 % eran conservadores, y un 30% socialistas.
Entonces la sorpresa de quien le entrevistaba, al hacer las sumas, llevó a una pregunta lógica: ¿General, y peronistas?
‘Ah no, peronistas somos todos’, contestó Perón con sorna.
Estos días, a raíz del cierre de inscripciones de las Paso (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) revivió la anécdota. Un diario español recrea a propósito el diálogo del general en el exilio.
Perón vivió en la lujosa urbanización Puerta de Hierro, a 20 kilómetros de Madrid, antes de su último retorno para ganar una candidatura presidencial y asumir el poder. Sobre ese viaje un relato sugestivo que vale la pena leer lo ensaya el periodista y novelista Tomás Eloy Martínez en ‘La novela de Perón’.
En cuanto a las Paso, tienen características casi macondiana. Se supone que son elecciones primarias y en esta ocasión ninguna de las corrientes presenta más de una candidatura presidencial. Al ser abiertas en otras ocasiones, cualquiera hubiese podido votar y elegir candidato en uno de los frentes en el que no milite ni sea partidario. Podría haber sucedido que alguien promueva la votación por el peor candidato de los contrincantes para hacer más fácil el triunfo del propio. Un juego fascinante.
Ahora ésta elección presidencial primaria en particular trae varias curiosidades, acaso también algo macondianas.
Las tres candidaturas más fuertes incluyen en sus boletas, todas, a candidatos peronistas o provenientes de esa tendencia.
Alberto Fernández fue legislador y alto cargo en el gobierno de Néstor Kirchner. Un duro crítico y opositor de Cristina Fernández esta vez eligió en su papeleta a la mismísima Cristina como candidata a la vicepresidencial. La señora tiene en sus espaldas varias causas pendientes con la justicia, en la mayor parte de los temas por presuntos delitos de corrupción colosales cometidos durante su mandato. Es la timonel de un barco donde el capitán goza de menos popularidad que ella y además si gana presidirá el poder legislativo procurándose varios años de inmunidad y blindaje.
El Presidente Mauricio Macri carga con el peso de no haber podido corregir la economía pese a su visión liberal, y acuerdos con el FMI, con los sindicatos peronistas de enemigos acérrimos; designó como candidato vicepresidencial al senador peronista kirchnerista, Pichetto. Hay otro candidato, Lavagna, ministro del peronismo de Duhalde y Kirchner. Se oye a Perón desde ultratumba: ‘Peronistas somos todos’.