Carolina Morais Araujo
LatinAmerica Goes Global – GDA
El 2 de marzo Edgar Quintero López, , finalizó su programa de noticias diario ‘Noticias y Algo Más’ en Radio Luna, Palmira, Colombia. Como de costumbre, el programa incluyó una crítica a los políticos locales y debatió casos de corrupción. Unos minutos más tarde, cuando Quintero entraba a una panadería, un hombre armado en una moto le disparó siete veces.
‘Quintín’, como era conocido en Palmira, era el segundo periodista asesinado en menos de 20 días en Colombia y parte de un patrón más amplio de violencia y ataques contra el periodismo en la región en los últimos meses.
Desde octubre, 11 periodistas en seis países – dos en Colombia, dos en Honduras, tres en México, dos en Brasil, uno en Paraguay y uno en Perú – han sido asesinados, según la Sociedad Interamericana de Prensa.
El asesinato es la más extrema, pero no es la única amenaza. Los profesionales y los medios de comunicación han sido víctimas de una escalada en las agresiones físicas, amenazas de censura, vigilancia y leyes restrictivas. Los culpables van desde los gobiernos, los narcotraficantes y los tribunales locales, hasta las fuerzas de seguridad.
Sin embargo, el deterioro en la situación de la libertad de expresión no ha sido el objeto de una respuesta unificada y contundente por parte de la región. A pesar de que el Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha solicitado investigar los asesinatos, los gobiernos no han hecho seguimiento y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos no ha estudiado el tema.
Además, los incidentes más recientes ni siquiera hicieron parte del orden del día de la Séptima Cumbre de las Américas, celebrada en Panamá. Históricamente, la Cumbre ha sido uno de los principales foros regionales para plantear cuestiones de derechos humanos y civiles.
Uno de los momentos más destacados de la Cumbre fue en la reunión en Quebec en 2000, después de que el presidente de Perú, Alberto Fujimori, hubiera ganado la reelección para un controvertido tercer período en medio de las críticas internacionales por los ataques a la libertad de expresión y una elección fraudulenta.
Hoy en día, los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Argentina y Nicaragua representan la mayor amenaza sistemática a la libertad de expresión. En Venezuela, por ejemplo, 37 periódicos suspendieron o redujeron sus ediciones impresas del año pasado como consecuencia de la escasez de papel provocada por los controles de divisas del presidente Nicolás Maduro.
En Ecuador, el Presidente a menudo desacredita a los medios de comunicación y a los periodistas que critican a su gobierno por radio. Las diatribas presidenciales contra medios críticos han generado un nivel de autocensura entre los periodistas y los medios que temen no solo a los improperios del Presidente sino a ser castigados con demandas.