Al hombre más poderoso del país le molesta que los diarios publiquen noticias negativas como el cierre de carreteras durante la movilización de los indígenas para rechazar la Ley sobre recursos hídricos.
Como acostumbra todos los sábados, sean santos o no, proyecta en una pantalla los titulares de los periódicos, se apoya con videos y con ‘power point’, da cátedra de periodismo, muestra la otra cara de la realidad, que es totalmente contraria a la que informa la prensa no oficial.
¿Cuál sería el modelo perfecto para que el hombre más poderoso no increpe a la prensa? Ensayemos un modelo. Que los diarios no muestren fotos de las protestas y publiquen imágenes de una carretera donde la circulación no muestra dificultades, como por ejemplo entre Machala y Huaquillas.
Que titule, por ejemplo, No se registraron protestas en el país, No ha llovido en la Amazonía, No hubo accidentes de tránsito en la carretera, La pesca fue buenísima. O que El Universo, en vez de decir que fueron destruidos 200 000 puestos de trabajo, diga todo lo contrario: 200 000 personas encontraron trabajo.
La revista Vanguardia no debería publicar análisis de Mauricio Pozo, de Jaime Carrera o de Walter Spurrier. Los nombres ideales para evitar la ira del poder deberían ser Diego Borja, Jeanette Sánchez, Galo Borja o Ricardo Patiño, que sí sabe de economía.
Los primeros tres analistas deberían decir todo lo contrario de lo que afirmaron; que el manejo de la economía ha generado miles de nuevos empleos, que la inversión extranjera ha subido en porcentajes inimaginables y que el gasto público es el más austero de la historia.
Otro grave error de la prensa es afirmar que Funes, Lula y Uribe son los presidentes más populares de América Latina. Están completamente equivocados, los más populares y por pura coincidencia son los que se dicen de izquierda y proclaman un socialismo que prescinde del Partido Socialista.
Los medios se evitarían las iras y los destemplados cuestionamientos si es que ubican a los tres que se dicen más revolucionarios que el Che Guevara con por lo menos un 90% de aceptación. Hasta serían felicitados por el poder político más influyente del país.
La prensa debería quedarse callada, ser más positiva y no informar, por ejemplo, que un importante funcionario es escoltado por vehículos oficiales cada vez que decide montarse en su bicicleta. Qué tiene de malo, el deporte es salud y ayuda a aliviar las tensiones.
¿Para qué informan sobre fiestas y agasajos de rendición de cuenta a un costo de USD 52 000? De ganas, a quién le importa esa noticia tan negativa. Y sobre el rating de las cadenas nacionales, ¿para qué dicen que ha bajado? Escriban que ha subido y punto. Hagamos un periodismo positivo, un ideal de periodismo.