¿Peras al olmo?

Las campañas electorales se presentan como una competencia feroz. Una especie de carrera épica en la que se incita a apostar por alguien que pueda ganar. Por el mejor situado (según encuestas y medios) que no siempre coincide con el más capaz y limpio. En un escenario anormal con 16 candidatos como el nuestro, estas batallas se luchan con los dientes apretados.

Las contiendas son especialmente virulentas en Ecuador. Y echan mano a armas no siempre lícitas. Algunas -las menos numerosas- son constructivas: posicionamiento argumentado de tesis, propuestas realizables, transparencia, sintonía con demandas sociales. Y otras -la mayoría- son parte del juego sucio: desacreditación de oponentes, trampas, noticias falsas, manipulación, chantajes vedados, ofertismo alucinante.

Imaginar siquiera una iniciativa que concentre a la mayoría de candidatos tras un propósito común parece un contrasentido o una ingenuidad. Sin embargo, la emergencia que vive el país y el penoso manejo del organismo rector de los comicios, ameritan impulsar demandas colectivas. Deberán ser pocas, cristalinas y eficaces. Revisemos 3 líneas de posibles acuerdos. Poco probables, pero necesarias.

Una primera alude a la gestión del proceso electoral. Pocas veces hemos visto tanta división, contradicción e improvisación del organismo electoral. Nunca hemos asistido a una bronca tan absurda entre Consejo Electoral y Tribunal de lo Contencioso. Una sombra de fragilidad baña los comicios… Impulsar una exigencia común en defensa de la democracia y por la garantía de eficiencia y transparencia del proceso, resultaría edificante. Nadie pierde su identidad.

Una segunda línea tiene que ver con la pandemia. La tendencia al agravamiento, la presencia de variedades más virulentas de la peste, el desborde del sistema de salud, los reparos a la gestión de las vacunas, multiplican el desconcierto… Impulsar peticiones conjuntas para que se esclarezca la situación (empezando por los datos) y las estrategias en curso, favorecerá la tranquilidad y los planes de continuidad. Nadie pierde su perfil.

Una tercera línea -la más escabrosa- refiere a los recursos públicos (de todos) que financian las campañas políticas. La opinión pública y varios candidatos se han pronunciado sobre lo poco ético de esta medida… Impulsar una decisión conjunta para transferir estos fondos a la emergencia sanitaria recuperaría en algo la dignidad y consecuencia de candidatos que martillan diariamente por atender a los más vulnerables. Casi imposible. Como pedir peras al olmo… Pero lo mencionamos de todas formas.
Ojalá los astros nos favorezcan para estimular estos acercamientos. Marcarían un ejemplo de civismo y ética. Los candidatos podrán seguir -porque no van a parar- con sus baratillos y zancadillas, pero habremos dado un significativo paso con sentido de país en medio de esta atmósfera tóxica.

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